domingo, 30 de agosto de 2009

De la imposición al ridículo, o la SGAE contra Fuenteovejuna...

De la imposición al ridículo, o la SGAE contra Fuenteovejuna y otras tonterías.

Dijo Don Benito Juárez, El Benemérito de las Américas, “El respeto al derecho ajeno es la paz.” Por este razonamiento he tratado de guiar mi conducta: oír al otro, razonar con él y, si me convence, sencillamente, reconocer su razón. Nunca he creído estar en posición de la verdad, por ello, cuando se comenzó a tratar de que se pagará una cantidad fija (canon) para compensar por su uso a los autores de una obra artística de cualquier especialidad lo encontré lógico, aunque me afectará económicamente.

Además, este principio rige desde hace muchos años y en casi todo el mundo, en relación con las obras musicales trasmitidas por los medios, o editadas para su venta posterior. Hasta aquí nada nuevo. Lo diferente, en España, era extender ese derecho a los aparatos y soportes digitales utilizados con fines privados. En Europa son más de 20 países, además de Canadá los que tienen establecido este cobro, pero hay enorme diversidad en cómo, cuánto y sobre qué se aplica. Además, cada país tiene formas diferentes de asumir este derecho autoral.

En Francia, es una comisión administrativa la que determina qué materiales pagan y a cuánto ascienden las tarifas. Integran la comisión representantes del Estado, de los titulares de los derechos, de los fabricantes y de los consumidores. En España, al no llegar acuerdos productores y perceptores de derechos, fue el Gobierno quién fijó las cuantías y determinó a qué medios correspondía aplicarlos.

Alemania, pionera en la implantación del canon, tiene uno fijo sobre los discos duros, quedando exentos los aparatos y materiales cuyo uso para copiar sea inferior al 10%. Además y muy importante, el pago no puede superar el 5% del precio de venta del aparato o material.

En Noruega, se admite la copia para uso privado del consumidor y la forma de compensar al autor es simple: una subvención anual del Estado a distribuir entre los autores.

En Finlandia, el Ministro de Educación fija las tarifas del canon, decide qué organización se encarga de su recaudación y también cómo se distribuye el dinero entre los autores. Finlandia NO grava ordenadores, consolas de vídeo-juegos ni teléfonos móviles. Desde 2006, se excluye de la tasa el cobro a móviles y ordenadores. También están exentos de pago los CD y DVD para uso profesional.
En España, el gobierno directamente, determinó, mediante la Ley de la Propiedad Intelectual, que cualquier aparato y soporte idóneo para reproducir contenidos protegidos puede estar sujeto al canon. Para fijar la cuantía se valora el perjuicio causado, el grado de uso y su capacidad de almacenamiento. ¿Cuál es la cuantía estimada de estos cánones? Las cifras varían entre 2,000 y 500 millones, según quien las defienda o ataque.

Como en estas tierras las cosas han ido tan bien para la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), se ha pedido que se cobre también un canon (20 céntimos), nada menos y nada más, que SOBRE CADA PRÉSTAMO QUE REALICE UNA BIBLIOTECA. En el caso de las bibliotecas públicas (96% municipales), el costo sería asumido por el Estado, es decir, por todos los españoles indirectamente. No basta que se haya pagado un canon al comprar el libro, no, hay que volver a pagar por cada nueva lectura del mismo. ¡Joder! ¡Hay que tener agallas!

Por si fuera poco el yantar de la SGAE, están exigiendo a restaurantes y cafeterías el pago de derechos, no por la música ofrecida en sus locales, sino SEGÚN SU SUPERFICIE. Hasta el presente, los bares pagaban entre 16-18 euros mensuales, ahora les piden entre 70-90.

Pero no crean que la SGAE es voraz, tragona, implacable: no. Recientemente la Sociedad anunció que “esta dispuesta a negociar un sistema de tarifa plana para que los internautas puedan descargarse canciones”, aunque precisó su vocero que “con una porción mayor de beneficio, alta y no cómo la que se ha ofrecido hasta ahora.” Deja, no me defiendas compadre.
Donde las cosas se han puesto al rojo vivo, es con la pretensión de la SGAE de cobrar a los municipios por las representaciones, adaptaciones casi siempre, de las obras que incluyen en sus fiestas tradicionales y centenarias.

El Alcalde de Fuenteovejuna se niega a pagar 24 mil euros y todo el pueblo con él. Si, pero no debe ser Fuenteovejuna una, sino todos debemos ser uno con ellos pues: ¿por qué tenemos que pagar un canon por comprar una cámara para nuestro uso familiar, o por un disco duro para el ordenador, o una fotocopiadora para las cuatro cosas que escaneamos? ¿La SGAE es otro gobierno que impone impuestos según su leal saber y entender, o el Gobierno lo hace para y por la SGAE? Defender la cultura, la educación, la intelectualidad poco o nada tiene que ver con este hacer y acontecer que sí perjudican moral y económicamente a la Sociedad en su conjunto, pues todos somos Fuenteovejuna. (Fuentes: El País, 20 Minutos, Ciberpaís, datos propios.)

Ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio. Es humana costumbre, lo que dice el refranero. Somos críticos con pequeños o medianos defectos de otros y los propios pocas ocasiones los reconocemos y menos públicamente. Digo esto por un hecho reciente: un preso es enviado a España desde otro país para ser juzgado aquí. No se acompañan con la persona los documentos probatorios de los delitos de que es acusada,- ciertamente que no es un error venial-, y, como consecuencia de esta omisión, el juez español se ve obligado a disponer la libertad del detenido, creándose la correspondiente trifulca entre defensores y opositores del susodicho preso, más la intervención de los GEOS o sus similares. Resultado: palos y detenidos. Nada: un escándalo totalmente innecesario si se hubiera actuado conforme a la Ley.

Pero lo curioso del caso es que todos los medios de comunicación, sin excepción, señalan y destacan el error cometido por los franchutes, pero ni uno pregunta y se pregunta: ¿Y el funcionario o funcionarios españoles que recibieron al detenido, no estaban en la obligación de verificar y comprobar que la entrega se cumpliera conforme a la Ley y con todos los requisitos del caso, más siendo una extradición? ¿Quién o quiénes de la parte española debe recibir, al menos, un tironcito de orejas? ¿Por qué esta parcialidad manifiesta: patriotismo informativo, auto censura o simple falta del deber de ser objetivo y de informar al ciudadano común y corriente?
No es este el único caso de pecado por omisión. Así no se cumple la función de informador, es decir, periodista.

Poesía: Esta es de la periodista, narradora y poetisa cubana Rosa Hilda Zell Peraza (1910-1972). Es la expresión resumida de su vida y de su muerte.
Para leer sobre mí tumba.
Oh Madre Tierra, escucha:
te devuelvo una vida que no supo
de miedo ni esperanza, ebria de lucha;
en la que todo cupo,
y a la que nada humano le fue extraño.

Si la tocó el dolor, es cuenta mía;
yo quiero ahora recordar tan sólo
la dulce plenitud de cada día:
la cópula del sol y la gota de agua
en la punta de una hoja tiembla, pero no cae;
el rojo terciopelo de la fragua
cuando el fuego muere, terminada
la ciclópea jornada;
de la parda cebolla la cáscara iriscente,
y el rostro bueno de la humilde gente.
Todo esto vi, todo esto amé, todo esto,
¡Oh Madre Tierra, escucha! – todo esto fue mío,
y mucho más también. Si hoy, en el gesto
con que te lo devuelvo, no hay desvío
ni pesar, tú no pienses que es por no haberlo
(amado:
es porque sé mi plazo terminado
y me hundo en el no ser sin miedo ni esperanza.

No hay Dios, no hay otra vida
sino ésta de la carne, y no le alcanza
al hombre lo que de él en tus retortas
puedas hacer después. El hilo cortas
del pensar y el sentir, cuando vencida
nuestra hora, nos llamas,
y ya nada nos toca. Tú sí amas
tu obra: por igual, uno por uno.
la misma paz a todos. No juzgas a ninguno:
para ti somos algo con que hacer otra vida,
y nada más. Un poco de material humano,
no demasiado bueno para hacer un gusano.

¡Oh Madre Tierra, escucha! Tu me diste
ese viejo afán mío de avasallar las cumbres,
y por eso, quizá, fui un poco triste.
Ahora, ya no importa. Ya las lejanas lumbres
de los astros no vibran para mí como un grito
de ingente desafío: no habré de conquistarlas,
pero no importa. Escucha:
ahora yo también soy un poco el infinito.

Te devuelvo mi vida, ebria de lucha.
Gracias por todo: fue una buena vida.
Y si con este material humano
formas el cuerpo fofo de un gusano,
o los pétalos blancos de un narciso,
u otra vida, talvez, como mi vida,
me es igual. Ya mi hora está vencida:
en el no ser me hundo sin un grito,
y soy al fin un poco, - ¡también yo! – el infinito.

martes, 25 de agosto de 2009

"Quien mucho habla, mucho yerra." y otros temas.

“Quien mucho habla, mucho yerra.”

Así dice el refranero, indicando que se equivoca más quien dice más de lo debido. Ser parcos en el hablar es una virtud que casi todos agradecemos y debiera ser una obligación de aquellos que tienen responsabilidades en cualquier ámbito de la vida social, especialmente los políticos y de entre ellos, los que ocupan cargos destacados.

Cierto que, en ocasiones, se dice algo para ver qué efecto produce, cuál es la reacción de los oyentes. El caso es que puede resultar contraproducente, dañino, pues los oyentes pueden alarmarse, organizarse, protestar y ello daña al político y a su partido.

Hay otro refrán que indica que cada quien se dedique a lo suyo y no se entrometa en terreno ajeno: “¡zapatero, a tus zapatos!” Lo que traducido a política indica que cada cual debe hablar de su responsabilidad, aquella que le viene dada por el cargo que ocupa y no meterse en terreno ajeno, es decir, en materia de la cual otros son responsables. Además, el que ocupa un cargo público no habla jamás a título personal: siempre el público sobreentenderá que existe una intención autorizada en lo que se dice, por quien lo dice.

Desde luego, en ocasiones es difícil deslindar lo que se debe o no comentar ante los medios de divulgación sin invadir terreno ajeno, pero cuando estas indiscreciones o criterios personales se convierten en algo común y casi semanal, se hace daño a la estabilidad gubernamental y social. Lo cual se agrava cuando “donde dije digo, digo Diego.”

Cuando el Ministro de Fomento se mete en el terreno de Economía, o el de Industrias en el de Fomento y así sucesivamente, se impone una llamada al orden de su jefe. Los “casos” los hemos conocido y comentado todos. No hace falta más que llamar al orden y que cada cual se ocupe de lo suyo, de su responsabilidad, y no se entrometa en la ajena públicamente.

Entremés: “Fútbol y periodismo.”

Leo en El País del 22 de agosto, por Carmelo Encinas, con el título de esta minuta que, entre otras cosas expresa: “La del periodista es a veces una labor ingrata. El informador como tal tiene la obligación de contar lo que sabe e incluso lo que piensa por muchas ampollas que levante. Que acierte o no es otra historia, pero su actitud ética ante el ejercicio profesional exige la mayor sinceridad posible con el público al que se dirige y al que se debe. El periodista debe aceptar con humildad las críticas adversas que sus comentarios susciten y, por supuesto, no arrogarse nunca la posesión de la verdad.” “Saco ese pensamiento a colación para participarles que nada me ha resultado tan incómodo como ser crítico con el fútbol. No me refiero a criticar a un equipo, un entrenador o un futbolista… sino a criticar el espacio que el fútbol ocupa en nuestras vidas. El fútbol y todo el enorme negocio que arrastra, ha calado de tal manera en la gente que los pocos ciudadanos a los que nos importa un rábano nos sentimos a veces acorralados.”

Como vemos, hay dos partes en su texto: una declaración de principios éticos que suscribo y debiera ser ley moral de todos los que ejercen el oficio de informadores y una segunda dirigida expresamente al deporte ¿nacional?, la cual suscribo y amplio con los espacios dedicados al cotilleo vergonzante y carroñero.

Cierto que la demanda crea el producto y ambos son parte de las necesidades culturales, espirituales si se quiere, de una parte de la población,- como los toros-, y es justo y necesario satisfacerlas, pero hasta ahí y poco más. No somos mayoría, pero si muchos los que lamentamos la desproporción que existe en la información y su análisis,- que es lo más importante-, entre lo dedicado a estos dos aspectos de nuestra Sociedad y el resto de sus problemas, gustos y preferencias. Carmelo, no estas sólo, pero sí, pocos pueden expresar lo que has dicho.

Una importante legislación inglesa.

Leo y transcribo: “Los 150 mil médicos en ejercicio del Reino Unido deberán someterse a partir de finales de 2009 a evaluaciones anuales, así como renovar sus licencias cada lustro (cinco años), en el marco de la reforma más radical que afronta el sector en los últimos 150 años. El plan busca “mejorar la calidad de la práctica médica y el nivel de satisfacción de los pacientes.

Hoy por hoy, una vez que los facultativos han recibido su titulación, pueden ejercer durante 40 o 50 años sin apenas ser objeto de controles. A partir de ahora, los que trabajan en la asistencia sanitaria, en hospitales o en consultas privadas deberán demostrar que “están en forma” para seguir practicando. Se consultará a sus colegas y a los pacientes, que precisarán, a través de cuestionarios, si han recibido el trato adecuado y si el médico en cuestión les ha involucrado en la toma de decisiones terapéuticas. Este proceso anual servirá de base para la revalidación de la licencia, obligatoria cada cinco años.” ”Hasta la fecha, la revocación de una licencia sólo podía producirse si se presentaban quejas demostradas ante el Consejo General Médico.”

Bueno, bueno… ¿Y todavía esta en pie la Torre de Londres, el Parlamento o el Palacio de Buckingham? ¿No ha ardido la City por los cuatro costados por esta reforma comunista? ¿Y por qué, ya que “de perdidos al río”, no la hacen extensiva a docentes de todos los niveles y funcionarios estatales, incluida la magistratura, desde luego?

¿Se imaginan lo que aquí ocurriría si algún desventurado loco parlanchín, con cargo gubernamental, insinuará lejanamente algo parecido? La Misa de la Aurora, los Sanfermines, el asalto a la Verja de la Santa Paloma y la quema del Bernabéu y del Camp Nou, para comenzar, sería poco.

Desde luego, nosotros, los ciudadanos que diariamente sufrimos en carne propia la impunidad o la ignorancia de doctos y doctores de todo tipo, estamos plenamente de acuerdo con esa genial reforma inglesa,- aunque no sean de nuestras simpatías los guiri-, sólo que se han quedado cortos, muy cortos.

Uno de mis nietos padeció a una docta doctora, que fue profesora universitaria y por sus peculiaridades, fue bajando de nivel hasta caer en la ESO. De 50 alumnos, mal aprobaban 1 o 2 y ella tan pancha. La Dirección de la escuela conocía sus características, pero cuando mi nuera acudía a quejarse, no del desaprobado, sino que no enseñaba, le decían que nada podían hacer para quitársela de arriba, porque era vitalicia. A mí, una oftalmóloga, para ahorrar el tiempo de anestesia, me inmovilizó el ojo mediante presión sobre él para que no se moviera. Resultado: perdida inicial del 40% de la visión, dos años de tratamiento en otro centro, miles de euros invertidos por negligencia y todavía me duele. De jueces, ya sabemos y conocemos cómo van los tiros y de médicos, lo que ha costado a la Salud Pública española en indemnizaciones y a los ciudadanos en muertos, las negligencias y no pasa absolutamente nada. Sólo en situaciones extremas, de escándalo público y notorio y aun así no siempre, es sancionado o separado alguno de estos intocables.

Propongo que en las próximas elecciones generales, hagamos un partido que lleve como consigna la introducción de este legislación, porque, desde luego, ninguno de los que tenemos al uso se atreverá siquiera a planteárselo. ¿Me apoya?

Cuento: “De cómo Su Excelencia halló la hora.” Por Eliseo Diego (1920, La Habana-1989, México).De él dijo Gabriel García Márquez: “Uno de los más grandes poetas que hay en lengua castellana.” (Donde la Muerte se lleva lo suyo.)

Su Excelencia había caminado todo el campo la tarde entera, por los trillos gibosos, ásperos guarnecidos de enormes espinos. Estaba cansado, sudoroso, polvoriento, tenía ganas de sentarse en alguna parte, de tomar alguna cosa que le refrescase la garganta hirviente. A la entrada del camino real se detuvo un momento secándose las sienes con su pañuelo de lino muy puro. Cobijada entre dos montes, entre almendros, se le apreció una hostería de techos rojos, de limpias paredes enjalbegadas (pintadas de cal). Con un suspiro Su Excelencia se encaminó lentamente a ella.

Ahora se sienta en una mesa rústica, bajo un emparrado que echa su sombra fresca sobre las lozas rojas. Vienen suaves olores del huerto, se escucha el lejano latir de un perro, el canto ríspido de un gallo, el pulso sereno, en fin, del campo vivo. Su Excelencia se despoja de su esclavina, que desborda el banco en pliegues espesos, cárdenos, se quita el largo sombrero suspirando. Sólo entonces repara en que, sobre el fondo negro de la puerta, hace rato que lo observa el hostelero.

El hostelero estaba inmóvil, con los brazos lisos a lo largo de las piernas, mirándole con la cabeza un poco inclinada al pecho. Se ánima instantáneamente, se acerca con una sonrisa: “¿Qué desea Su Excelencia?”- pregunta pasando el paño por la mesa, con el gesto ancestral de los hosteleros. Su Excelencia sonríe. “¿Tendrás buen vino?” ” ¡Que si es bueno! Y unas aceitunas…” Con lo cual desaparece el hostelero.

Para reaparecer al punto, colocando sobre la mesa la garrafa de barro, el vaso y un plato lleno de sabrosas aceitunas. Cosa extraña, el hostelero se sienta también a la mesa.
“Yo tengo un perro” – comienza el hostelero-, “Bien” –comenta Su Excelencia, sorbiendo el vino.
“Lo tengo allá – continúa el hostelero, señalando con su mano enorme el collado carmíneo entre los almendros -, cuidándome las cabras. Sabe mucho mi perro. Él me avisa cogiéndome de la mano cuando Juanón nos roba el vino.”
“Ah” – comenta Su Excelencia-. El vino es una bendición en la garganta, el sitio es fresco, ha trabajado mucho aquella tarde y no quisiera acordarse de nada. Comienza sospechar que es el rústico quien sabe. “Y vacas, ¿cuántas tienes?”
“Sabe mucho mi perro – prosigue tozudo el hostelero-. No le falta más que hablar. Quizás hable muy pronto. Antes de lo que uno piensa.”

En la pausa que sigue las hojas de los almendros se responden unas a otras suavemente.
“Si Su Excelencia me concediese una gracia, una sola.”
“¡Ah, ya está aquí!” – piensa Su Excelencia sorbiendo el vino fresco. Y en voz alta, con buen humor:
“Te la concedo. ¿Cuál es, amigo?”
“De no llevarme hasta que el perro hable” – dice el campesino, inclinándose.
“Ya está concedida” – confirma Su Excelencia con un gesto amable de la mano. No habrá ni que moverse. “¿Y cómo supiste quién era, amigo?” Sobre el alcor (colina, collado) cortada contra el cielo rojo de la tarde, aparece la silueta de un gran perro de pastoreo.

El hostelero sonríe zorruno. “Cuando le vi ahí sentado comenzaron a dolerme horriblemente los sabañones” Ronco, agudo, viene el aullar lastimero de un perro. Su Excelencia se atora, escupe el vino, se yergue derribando el banco. “El perro ha hablado” – dice. Vamos.

viernes, 21 de agosto de 2009

Lo perfecto es enemigo de lo bueno; Cuando la gente no tenemos razón.

“Lo perfecto es enemigo de lo bueno.”

Tengo un amigo que constantemente me recordaba esa afirmación. Tenía y tiene razón: la búsqueda de la perfección es infinita, por aproximaciones. Los antiguos artistas chinos,- los modernos son más pragmáticos-, dejaban siempre un pequeño detalle sin terminar: una pincelada de más o una esquirla en precioso plato o adorno de porcelana, jade o lo que fuera. Su razón: lo que haga el Hombre no puede alcanzar la perfección. Aunque no me convencen sus razones, las de mi amigo sí: cuando algo es bueno, de lo que se trata es de mejorarlo poco a poco y mientras eso ocurre, aplicarlo a la Vida, la que se encargará, en última instancia, de decidir qué es bueno y qué debe ser mejorado, aunque no se logre la perfección.

Esta reflexión la tengo presente cada vez que tengo que ir a un hospital, una biblioteca o cualquier centro donde se soliciten mis datos: personales, médicos, culturales, etc.
Recientemente ingresé en el Cuerpo de Guardia de un hospital, donde además me atiendo de otras dolencias. Nombre, apellidos, dirección, teléfono, etc., fueron solicitados en la recepción. El médico de turno pidió los de las medicinas que tenía indicadas, a cuáles era alérgico, padecimientos anteriores y así un largo etcétera que ya estaban en el ordenador del especialista de ese mismo hospital. Si tienes que ir a cuatro especialidades, en cada una se repite la historia y si eres atendido por alguna causa en uno diferente, lo mismo de lo mismo.
Lo gracioso es que existe en el hospital un sistema informatizado que ha costado miles de euros en equipamiento y programas, pero no esta integrado. Un detalle que cuesta miles de horas de un personal de alta calificación, empleado en repetir lo que ya existe y que, además, impide atender mayor cantidad de enfermos. Adicionalmente, fíjense que los médicos, como casi todos los profesionales, escriben con dos dedos y aunque lo hagan rápido, esto implica otros miles de horas perdidos por no enseñar algo tan sencillo como mecanografía, o dar créditos por conocerla,- como se hace con el dominio de otro idioma-, cuando se realiza un concurso-oposición de cualquier especialidad de nivel superior.

Si vemos el mismo asunto en el Ambulatorio, la historia se repite, con el agravante de consumir un turno para que nos extienda el médico las recetas de las medicinas que nos han sido indicadas para un período prolongado, por él o por los especialistas. Esto significa que un paciente menos se podrá atender, que se gastará papel y consumibles de la impresora en las recetas, las que, para que no falte algo, tienen dos partes: una para la farmacia y la nuestra para romperla y tirarla. ¡Nada: que somos ricos, joder! ¡Qué crisis ni que ocho cuartos!
¿Por qué no esta enlazado el ordenador del médico del ambulatorio con uno instalado en la farmacia, donde esta receta repetitiva este limitada su validez, digamos, a un año? Lo perfecto sería que todo el sistema a nivel nacional y si se quiere, europeo, estuviera entrelazado informáticamente, pero ¿no podemos hacerlo en cientos de pequeñas poblaciones, donde existen una o dos farmacias, directamente con el ambulatorio? No sería lo perfecto, pero sí lo posible de inmediato: lo bueno, bonito y barato, como dice una canción cubana.
Otra cuestión es la de las historias clínicas: su historial médico. He sido atendido en cuatro hospitales y tres ambulatorios. ¿Qué ocurre con ese historial, que ha costado miles de euros, en TAC, ecografías, radiografías, analíticas, etc., etc.? ¿Qué ocurre con el de cada uno de nosotros? Almacenados durante cinco años y a su término, si la atención al paciente no los ha requerido, a destruirlos. Se pierde el seguimiento de años del sistema nacional de salud pública de los españoles y eso es un crimen. Sería deshonesto si dijese que tengo la menor idea de cómo lograr la unificación de las historias clínicas, pero aquí sobran personas capacitadas para idear, no un sistema perfecto, pero si uno que funcione medianamente bien y evite la perdida de datos vitales, y nunca mejor dicho.
Algo parecido ocurre con nuestra identificación: tengo una para la Seguridad Social, otra para la Biblioteca, otra para el Centro de la Tercera Edad, otra para el Permiso de Conducción, otra para la Historia Clínica, otra para el Abono de Transporte, otro y otro y otro… ¿Para qué, entonces, existe el Documento Nacional de Identificación, nuestro NIF o DNI, según lo nombren? ¿Por qué todas diferentes y para qué? Para confusiones, perdidas, duplicidades, gastos de tiempo y dinero y porque Estado ni Autonomías han invertido,- y aplicado-, lo que organizadores profesionales saben hacer y hacen en las empresas. Que no nos guste, bien; que tenga un tufillo de control tipo Gran Hermano, cierto, pero de todas formas la Sociedad necesita para su vida diaria la identificación segura de sus ciudadanos, por tanto, ¿Por qué no se utiliza como número único para todos los documentos el DNI?

Aquí les dejo pensando. Si se les ocurre algo, envíenlo a cada uno de los responsables del funcionamiento, bueno aunque no perfecto, de la administración pública.
“Cuando la gente no tenemos razón.”

Ser escritor, significa que escribes y poco más. Son escritores los periodistas, cronistas, narradores, cuentistas, poetas y poetisas (¡que chusco suena!), etc. Se puede ser un excelente periodista y un mal cronista o pésimo poeta/poetisa. Son géneros diferentes y no estamos obligados a ser buenos en todo. Gabriel García Márquez me agrada más como reportero que como escritor. Sé que difiero del gusto mayoritario, pero ese es el mío y tal vez el de García Márquez, aunque el oficio que practicó de joven no le hubiera dado un Nobel. Mi cronista preferido es Javier Marías, por cuya sección comienzo a leer El País Semanal y de donde proviene el título de este apartado.

Resulta que ha decidido ir a Cuba, a cantar, un colombiano, Juanes, del cual ignoro todo, salvo la protesta airada de cubanos en el exilio por el hecho y el apoyo de otros cantantes extranjeros a la “visita” de Juanes, además y para que se caigan de culo, Hillary Clinton aplaude el hecho. ¡Ver para creer, dicen que dijo Santo Tomás!

Tanto la prestigiosa BBC como Radio Nederland, se han hecho eco del tremendísimo suceso y de ellos extraemos estos datos. Para comenzar, la escritora cubana Zoé Valdés, exiliada en París, le dice al cantante Miguel Bosé que no participe en el concierto y le explica que el cantautor Silvio Rodríguez es "uno de los personajes más siniestros del castrismo".
Para no andarse por las ramas, esta intelectual es la misma que declaró hace poco: "no estoy de acuerdo con los golpes de estado en estados democráticos, pero en países como esos de 'América Letrina', donde el comunismo está cogiendo fuerza, me parece muy sensato que el ejército se levante". Para seguir la rima, diremos que Olga Tañón,- no sé quién es-, duda de su participación; Rubén Blades aplaude la decisión; Paquito D´Rivera,- el mejor trompetista del mundo en mi tiempo-, la califica de absurdo y a Rey Ruíz le convence la idea. “El domingo 20 de septiembre es la fecha señalada para la presentación, por vez primera, del músico Juanes en La Habana. El culebrón político esta armado.” Dice Pablo Gómez en su crónica de Radio Nederland.

El intelectual apoyo a golpes de estado en la América Letrina de la señorita Valdés no corresponde valorarlo aquí: hacedlo vosotros y, casi seguro, estaré de acuerdo. Lo que sí me pregunto es en nombre de qué democracia, de cuáles derechos, de qué perspectiva política, de cuál visión de futuro para Cuba, se adoptan estas posiciones contrarias a la apertura, al dialogo y al intercambio cultural, intelectual, y social. Dice la dialéctica, que los opuestos se encuentran; expresado de otra manera: el arte de discutir, de razonar lleva a un cambio, a una nueva realidad diferente de las enfrentadas. ¿Cuál es la diferencia con el exilio puro y duro miamense, si la hay, a qué artistas radicados en Cuba expongan su arte allí? La democracia social no es vía de un solo sentido y la lógica política exige aperturismo entre todos y para con todos, tal como pidiera el Apóstol.
Por mi parte, preguntaré a mis hijos qué tal, como cantante es Juanes y Olga Tañón. Por lo demás digo, parafraseando a Javier Marías, crónica que recomiendo a todos, “La Gente no tenemos siempre la razón. La razón es de la paz, del progreso, del tiempo, que todo lo pone en su lugar.” ¡Que cante Juanes y que lo haga bien; que Silvio diga lo suyo en la Calle 8, rancio centro de concentración de lo mejorcito del exilio histórico de Miami, aunque nadie esta obligado a ir a oírlo y menos a aplaudirlo!
Cuento: El perro amarrillo. Narrado por Ernesto González Puig, Pintor. Santa Clara y recopilado por el etnógrafo, cuentista y profesor Samuel Feijoó, en su libro “Cuentos Populares Cubanos.”

“Este era un hombre que tenía un perro muy bonito y lo sacaba a pasear porque estaba encariñado con el perro.
Pero una vez se encontró por la calle con un hombre que tenía un perro feroz y grandísimo. Este llegó a donde estaba su perrito y se lo desbarató de dos mordías.
El hombre no dijo nada y se quedó triste, pero preparó su venganza.
Y un día salió con otro perro, uno amarillo, sujeto de su soga, a pasear con él. Y vino el otro hombre del perro asesino que mataba a todos los perros del barrio y le dijo:
-¿Y ese perro grande amarillo que traes? ¿Qué clase de perro es? El mío te lo va a matar en un segundo.
Y se lo soltó, y el perro amarillo de un manotazo y una mordía mató al perro asesino. Y todo el mundo se quedó azorado viendo cómo rápidamente el perro amarillo se la había arrancado al perro asesino.
Y el hombre se fue de lo más contento. Pero a los pocos días vino un señor muy bien plantado a comprarle el perro vencedor.
-Le doy lo que usted me pida. Necesito ese perro que usted tiene… Yo soy peleador de perros y con ese suyo robo…
-¿Qué perro?
Y el comprador le dijo:
-Ese que usted tiene…
Y el hombre le respondió:
-¡Compadre, ese no es perro! ¡Es un león pelao! ¡Lo tuse para desquitarme la muerte de mi perrito!”









jueves, 20 de agosto de 2009

Nuevo Curso Escolar, Leonardo Da Vinci y una poesía.

La educación es un Derecho Humano, un derecho del Hombre, un derecho constitucional además.

¿Cuánto le cuesta el inicio del curso escolar en salud, preocupaciones y dinero?

A todos los españoles y españolas el mes de septiembre constituye una preocupación adicional, no importa la posición social y económica de cada quien. Como la muerte, a todos nos toca por igual.
En primer lugar, si nuestros hijos han tenido asignaturas suspensas y su última oportunidad de pasar de curso o de nivel educacional está en lo que hayan estudiado durante el verano a machaca-martillo y contra todas las tentaciones normales en adolescentes y jóvenes. Difícil, no imposible, pero siempre será un recurso de último extremo.
En segundo lugar, si continúan en el mismo centro educacional o será necesario cambiarlos a otro. Esto afecta emocionalmente a los jóvenes y a los padres, desde luego. Nuevas relaciones, diferentes profesores, cambios de horarios. En algunos casos, llegan a producirse situaciones críticas que afectan la personalidad durante largo tiempo.
Otro problema es si el crío ha terminado un nivel educacional: si es formación profesional, ver si se pueden afrontar los gastos del nivel universitario y el niño, además, quiere cursarlo. Si no fuera este el caso, a buscar trabajo, de ser posible vinculado con sus estudios. ¡Menuda tarea en estos y todos los tiempos!
Estudiar química para terminar en un gran almacén acaba con las ilusiones de cualquiera, además de ser un despilfarro económico y social para el Estado, que ha invertido los recursos de todos inútilmente. Si terminó la universidad, es la misma historia, sólo que agravada porque esos estudios han significado no menos de 4 a 6 años dedicados a ellos y un aporte económico importante para la familia. Graduarse de Ingeniero Forestal y después no querer ir al monte no es una anécdota o, graduarse de Matemáticas, Física y sus similares y no encontrar trabajo en tu campo es doblemente doloroso para el bolsillo y el ánimo.
En España, según el lugar donde vivas y el tipo de enseñanza que escojas, varía significativamente. De 400 a 650 euros en la pública, de 1,100 a 600 en la concertada y de 955 a 1500 en la privada. Según un análisis que publicó El País, el 19 de agosto del presente año, Madrid y Cataluña son las autonomías con costos más altos. Pero no vayamos a los extremos: para cualquier familia de ingresos medios, con dos hijos, 800 o 1,300 euros es un gasto significativo, aun con ayudas autonómicas. De hecho, el absentismo escolar tiene una base económica y este es uno de sus factores, al igual que la deserción, la no terminación de los estudios.
Otras consideraciones están vinculadas, por ejemplo, a los libros: hoy, hay que comprarlos todos los años. Hace diez, ibas al librero de viejo, y los adquirías por la décima parte de su costo actual. Ya no se puede hacer eso. Los cambian de contenido y continente todos los años e incluso, tienes que utilizar el recomendado por el profesor o atenerte a las consecuencias.

Para los peques la enorme mochila es una tortura, que además les deforma la espalda por su peso y constante trasiego. Incluso se esta vendiendo una agarradera que indica el peso de la mochila y si el mismo, sobrepasa lo aconsejable.
¿Y la informática aplicada a la educación? ¿Influye en la disminución de costos y peso y en la mejor formación del estudiante? ¿Tienen ellos el mismo interés por los programas docentes que por los juegos de play station? Lo dudo mucho.
La educación es un elemento fundamental del desarrollo de un Estado. Cuanto más calificada sea su fuerza de trabajo, mayor será la productividad del trabajo que se podrá obtener de ella y por ende, mayor el nivel de vida alcanzable.
Además, la educación y en especial la superior, no debe ser mayoritariamente para un sector de la población, concretamente, los de mayores recursos, como ocurre en la actualidad.
Países sin sombra de medidas socializantes, como los EE.UU., buscan en cada lugar los dotados,
sin tomar en consideración el sector económico y social en el que han surgido. Los llevan a escuelas especiales, los desarrollan e incluso ingresan en las universidades sin límite de edad. Todo depende de su capacidad, de su genialidad y por ello, los EE.UU. siguen conservando el más alto nivel de productividad del trabajo y mayor número de patentes e invenciones de todos los países. Garantizar el acceso al nivel superior y su ubicación acorde con la calificación del graduado no es una medida “social”, benemérita, es simple lógica económica, política y social. Tratemos de luchar por ello y nuestro Estado prosperará más rápidamente y con él, sus ciudadanos.
Misterio.
En estas noches y días de verano, en Madrid y muchas otras ciudades, se han desarrollado múltiples actividades culturales y recreativas. Entre ellas, una exposición de las principales obras de Leonardo Da Vinci y, naturalmente, no podía faltar La Gioconda, conocida también como Mona Lisa. Sobre ella y el misterio de su sonrisa indefinible, trata esta narración que ofrecemos a su consideración, esperando una sonrisa al final de su lectura. Romel H. Zell.

¡Señoras y Señores!
Les hemos convocado a esta conferencia de prensa para desvelar uno de los grandes misterios de la época moderna, que ha intrigado durante siglos a miles, millones de visitantes e investigadores de diversas especialidades. Un misterio que ha resistido el análisis de técnicos de todas las ramas del saber: ópticos, físicos, matemáticos, pintores, artistas y profanos.
Este misterio está vinculado indisolublemente con el genio del Gran Leonardo Da Vinci, el hombre del Siglo XXX que diseñó la careta de pesca submarina, máquinas de hacer monedas, el avión, el tanque, el paracaídas, el helicóptero… Ingeniero militar destacado, propuso métodos para desecar los pantanos y también las máquinas capaces de hacerlo. Trazó los planos de ciudades que hoy serían modernas. Además, construyó ingeniosos aparatos para animar las fiestas de príncipes y reyes. Por si fuera poco, fue uno de los primeros anatomistas de la Era Moderna.
Sin embargo, señoras y señores, el gran público y los especialistas lo aprecian más por sus obras de arte, en especial como pintor.
Los ópticos y físicos, especializados en difracción, han estudiado en sus cuadros el método de pintar único, imposible de falsificar, realizado con una técnica desconocida, inventada y perdida con él, de manera tal que, cuando son iluminados de forma transversal con luz polarizada, no presentan relieve, tienen una superficie plana, cual un cristal, inimitable.
¡Señoras y Señores!

Los matemáticos han encontrado en los cuadros del Gran Leonardo, la aplicación empírica de la sucesión aritmética conocida como serie de Fibonacci, nacido en Pisa, la que tiene una curiosa y estrecha relación con las estructuras simétricas de la botánica, de las conchas marinas, con la arquitectura, y fue aplicada intuitivamente en la construcción de la obra más bella del Mundo Antiguo y una de sus Siete Maravillas: el Partenón.
Leonardo la utilizó en el estudio de las caras, en el denominado “Rectángulo Dorado”, cuyos lados guardan entre sí la relación de la serie de Fibonacci y que permite diseñar la perspectiva perfecta de una imagen.

¡Señoras y Señores!

Los artistas y el público admiran la suavidad de las líneas anatómicas de los cuadros del Maestro: la mezcla de los colores, la aplicación del llamado “esfumado”, recurso pictórico magistral en el que la claridad se funde con las sombras hasta constituir un todo, en el cual es imposible separar la una de la otra.

Leonardo aplicó los principios de la reflexión y la refracción en sus cuadros, donde la sombra es coloreada y la luz fusiona los elementos del paisaje.
¡Señoras y Señores!
De sus obras más conocidas,- La Virgen de las Rocas, San Jerónimo, La Madonna Benois, La Última Cena -, no cabe duda que la más admirada sea La Gioconda, también conocida como La Mona Lisa. Se ha dicho, por el amor que el Maestro tenía a este cuadro que le acompañó hasta la muerte, que en él hay algo equívoco, ambivalente. Que, en realidad, es el retrato de un mancebo amado del pintor; otros, que es el propio Leonardo. La computación se ha aplicado para estudiarlo y se han encontrado 64 datos coincidentes que permiten afirmar a algunos que es un autorretrato.
¿Por esto sonríe La Mona Lisa? ¿Se ríe del mundo y de los que la miran? ¿Será una ironía del Gran Mago?
Un odontólogo ha afirmado que se trata de la contracción de un músculo facial. Un psicólogo afirma, tras serios estudios, que esa es la sonrisa de los paranoicos. Recientemente una especialista afirmó que Leonardo aplicó en su cuadro una de las características de la visión humana: podemos fijar la vista en un detalle y no precisamos el conjunto o apreciamos el conjunto sin precisar los detalles. Según ella, la sonrisa de la Mona Lisa se aprecia si observamos el cuadro en su conjunto y se pierde si tratamos de mirar sólo su boca.
¡Señoras y Señores! ¿Cuál es la verdad?
Hoy esa sonrisa extraña que intriga a la Humanidad desde hace más de quinientos años quedará sin misterio.
La Comisión Científica creada para su estudio ha realizado innumerables pruebas antropométricas, reconstrucciones craneanas, mediciones por extrapolación de múltiples cuadros y los invitamos a pasar y que comprueben con nosotros los elementos de prueba que tenemos para afirmar, irrebatiblemente, que sencillamente, ese rictus irónico, ese labio inferior que queda dentro del superior, esas comisuras hundidas, esa herida que se aprecia en el rostro, son la prueba irrebatible, contundente e irrefutable de que, ¡No hay misterio,- sencillamente -, la Mona Lisa no tenía dentadura!
XLIII-MUCHO SEÑORA DARÍA...
Por José Julián Martí y Pérez, padre valenciano y madre canaria. Apóstol de la independencia de Cuba. Escritor, periodista, diplomático que representó a Argentina, Paraguay y Uruguay como Cónsul en los EE.UU. Presidente del Partido Revolucionario Cubano, muerto el 19 de mayo de 1895 en combate por la Libertad de Cuba. Les ofrezco una de sus muchas bellas poesías.
Mucho, señora, daría
Por tender sobre tu espalda
Tu cabellera bravía,
Tu cabellera de gualda:
Despacio la tendería,
Callado la besaría.
Por sobre la oreja fina
Baja lujoso el cabello,
Lo mismo que una cortina
Que se levanta hacia el cuello.
La oreja es obra divina
De porcelana de china.
Mucho, señora, te diera
Por desenredar el nudo
De tu roja cabellera
Sobre tu cuello desnudo:
Muy despacio la esparciera,
Hilo por hilo la abriera.

lunes, 17 de agosto de 2009

Ladrones y Ladronzuelos.

Ladrones y Ladronzuelos. Viendo Diógenes el cínico (413-324 a.n.e.) en cierta ocasión cómo los sacerdotes custodios del templo conducían a uno que había robado una vasija perteneciente al tesoro del templo, comentó: «Los ladrones grandes llevan preso al pequeño.»
Este Diógenes, poco o nada tenía de tal. Consideraba que la felicidad sólo era alcanzable a través de la virtud, condenaba el falso arte y la literatura vacía. Vestía ropas toscas,- vivió dentro de un tonel-, comía alimentos sencillos y dormía en lugares insospechables para un hombre de su valer y saber. Se burlaba de los hombres de letras por leer los sufrimientos de Odiseo (Ulises), mientras desatendían los propios o de los oradores que estudiaban cómo hacer destacar la verdad, pero no cómo practicarla. Según la leyenda que acompaña segura a los grandes hombres, Diógenes caminaba por la antigua Atenas a la luz del día llevando una lámpara encendida y, cuando se le preguntaba por qué lo hacía, respondía que buscaba un hombre honesto.
Esta claro que el tipo era una piedra en un zapato, en una sandalia dada la época. Diríamos hoy que un hippy, un rebelde sin causa; vaya, para decirlo claro y en castellano, un incordio mayúsculo, sobre todo para los hipócritas e inmorales. Sí quieren saber más del personaje, en la web hay mucho sobre él.
¿Por qué traigo Diógenes a cuento? Leo y extracto: EL PAÍS, jueves 26 de febrero de 2009. Una tarjeta de más de 10 mil euros en una relojería de Sevilla. 580 euros de un móvil. Una factura de casi 700 euros en ropa de caballero. La cuenta de un hotel sevillano que supera los 500 euros. 350 botellas de vino por las que se pagaron más de 5,000 euros. Todo ello pagado por la empresa municipal de servicioscuando el máximo responsable de la sociedad era el socialista A.F. El sacerdote fue denunciado por la Fiscalía de Madrid por enriquecimiento ilícito ante la Audiencia Provincial, la cual archivó el caso. Además, el PP pinteño presentó medio centenar de facturas más, gastos que incluyen visitas al Bernabeu y al Museo Thyssen,- menos mal que algo de cultura debe haber “adquirido”-, o lo consumido en un bar de Málaga, que como sabéis esta al lado de Pinto. El PP intentó, dicen, que las facturas fueran enviadas al Tribunal de Cuentas para su estudio, pero el pleno, con los votos del PSOE, IU y Juntos por el Jamón, perdón por el lapsus, Juntos por Pinto, rechazó la petición.
Aquí no termina la historia tarjeteril: Cuando el PP pintado tomó el poder, entre enero y junio del 2008 gastó 14,292 euros, la cual fue utilizada, entre otros, por el consejero delegado de la empresa J.L.M.

¿Se dan cuenta que Diógenes no era cínico en el sentido que le damos modernamente? Tenía razón en buscar un hombre honrado alumbrándose a plena luz con una antorcha y si aun lo hiciera con un reflector, dudo que lo encontrase, por lo menos en la política. ¿Y la Justicia? Recordemos que tiene una venda sobre los ojos. Se puede condenar a un infeliz a 24 meses de reclusión por matar conejos en terreno vedado, pero no a estos sacerdotes… No cabe duda: como en algunas religiones, ellos pueden tener supuestas concepciones diferentes, salvo en su unidad en defender el credo que representan: al poderoso Caballero Don Dinero.
Porqué… Cuentos negros de Cuba. Por Lydia Cabrera. (Escritora y etnógrafa cubana)

Quien fabricó el mundo, hizo a los hombres de un mismo color. Y tuvo a bien hacerlos prietos con la lama oscura del primer lagunajo que formó en la tierra la primera lluvia.
Quien fabricó el mundo, andaba entonces con frecuencia por el mundo nuevo. Bajaba del Cielo de muy buen grado y se complacía en regalar a sus criaturas. Les enseñaba algunos oficios; muchas cosas buenas que luego se olvidaron. Si alguien, un animal, un árbol, un mineral, se tenía por desgraciado, el Creador en persona lo consolaba y remediaba. Y así fue como una vez halló a tres hermanos que conversaban comiendo frutas en un vergel: y al oír que uno de ellos, el más pequeño de los tres, refiriéndose al color de su piel decía:
-“No quisiera ser oscuro, sino blanco como el día”, Olofi intervino:
-“Pues yo sé de una poza” –dijo- “cuyas aguas preparadas por mí, si así lo deseas, emblanquecerían inmediatamente tu piel.” Y sin hacerse de rogar, Dios condujo a los tres hermanos a una charca de agua helada.
Mientras el segundo, habiéndoles advertido el Creador que el agua era extremadamente fría, pero milagrosa, reflexionaba: -“Veremos: si es cierto que estas aguas blanquean, me bañaré”, y el mayor ya pensaba distraído en otra cosa, el más joven se sumergió resueltamente en la poza y cuanto más se lavaba y chapoteaba¨
“¡Brú-ú-ú-ú
Chuámbula-chyuámbula-wechené
Chuámbula-chyuámbula-wechené
Chuámbula-chyuámbula!
más claro se volvía. Hasta que enteramente blanco de la cabeza a los pies, bello como el día salió del baño.

El que pensó: “Veremos… si estas aguas blanquean me bañaré”, al presenciar la maravillosa transformación de su hermano menor, se apresuro a entrar, y remedando sus gestos hizo lo mismo que él. Pero, “bláf-bláf-plá” el agua ya no cantaba alegre, abundante, cristalina; estaba revuelta y sucia de cieno. Palideció un poco su tez, y mulato salió del baño.
El mayor no halló agua sino fango: se lavó las plantas de los pies, el hueco de las manos, que se destiñeron bastante. Por lo demás, quedó tan negro como antes.
El pequeño, llenándose de orgullo, envalentonado, dijo para sí:

-“¡Soy muy superior a mis hermanos! ¡Serán mis esclavos! El color de mi piel es el color de Olofi. Dios es blanco – como yo, y en su nombre los someteré a mi voluntad” –y en alta voz-: “Me llamaré Eléllibbó”. Desgajó la rama de un árbol y en el nombre de Dios, les molió los huesos a golpes.
El segundo, humillado, sofocado por el miedo y el despecho, concibió desde entonces un odio implacable, una envidia secreta que se resumía en admiración enconada y sin límites por su hermano blanco. Despreció entonces a su hermano negro, y convertido en un arrendajo del blanco, desahogó su rabia sobre él a puntapiés.

Dijo el mulato para sus adentros: -“Mi color, por muy poco podía haber sido también el color de Dios. En nombre del hermano blanco a mi vez te someteré, negro, pues valgo más que tú por el asomo de blancura que llevo en mi piel. Y quien sabe si algún día, si vuelvo a bañarme en una poza de agua milagrosa, me vengaré de mi hermano blanco y para siempre acabaré contigo.” Y en alta voz:
-“Me llamo… Cucunducú.”

El negro muy abatido se contentó con decir:
-“Negro era. Negro soy. Mi nombre es Erú.”
(Erú, en aquel entonces, no tenía los cabellos tan duros ni tan rizados como hoy. No era tampoco desnarigado y bocudo.)
-“Ya no somos hermanos: sois mis esclavos”- dijo el hermano blanco.
A Cucunducú lo llevó consigo para que le sirviera; le confió el cuidado de su persona y de su vivienda. A Erú lo envió al campo, le encargó los trabajos más duros y penosos. Jamás le permitía que se le acercara. No le consideraba muy diferente de sus bestias. Olvidó que tenía un alma. Temía que el contacto de su hermano pudiera de nuevo tiznar su piel.
Un día que Erú, siempre solo, despreciado –profundamente desgraciado porque el blanco no perdía ocasión de castigarle y el mulato de injuriarle- se lamentaba amargamente de su suerte en un muladar, el Diablo tuvo compasión de él.
-“¡Pobre negro!” –exclamó el Diablo- “nadie te quiere, pero yo que soy tan negro e indeseable como tú, te querré un poco”-, y con sus dedos de fuego le acarició la cabeza del esclavo, chamuscándole los cabellos para siempre.
Huyó Erú al sentir su cabeza quemada, tropezó con un tronco, cayó de bruces y se aplastó la nariz.
Había enhoramala, en aquel tronco podrido, un inmenso alacrán que al sentirse tan bruscamente importunado, le clavó en la boca el aguijón, abultando desmesuradamente sus labios para siempre.
Y he aquí por qué hay blancos, mulatos y negros.
Por que Olofi, comprendiendo que había cometido una ligereza, dijo:-“¡Buena la he hecho! – y desde entonces, celoso de su tranquilidad se ausentó del mundo de los hombres para siempre.
Y por qué el negro, que es el hermano más viejo, no pude dejar de decirle al blanco: “Niño”, y antes le decía “Amito”, que si el negro es bondadoso ya lo tiene perdonado.

Poema. Por Mao Tse-Tung. (Presidente de China, gran poeta; ya la Historia le ha dado su lugar)
Tan Tai Tsong y Sung Tai Tsu, emperadores[1]
carecían del suave don poético
y Gengis Kahn[2]
favorito del cielo por un día,
sólo sabía disparar sus flechas al águila dorada.
Ahora son pasado, ahora se han ido.
Para encontrar verdaderos héroes
hay que buscar en nuestros propios días.

[1] Tang Tai Tsong: Primer emperador de los Sung, que reinó de 960 a 976.
[2] Gengis Khan: El famoso conquistador mongol, que reinó de 1206 a 1227.
Este blog, por diversas circunstancias, se editará tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes.

viernes, 14 de agosto de 2009

Las Cuentas del Gran Capitán y las cuentas del consumo eléctrico.

En España es de uso común aludir a las Cuentas del Gran Capitán, Gonzalo Fernandez de Córdova, en sentido figurado, como explicación o justificación fantástica e irónica de algún hecho. La veracidad histórica de las mismas es cuestionada pero, de una u otra forma, expresan un no muy velado reproche para quien no reconoce el valor del servicio que se le ha prestado. Como este blog es posible que lo lean algunos que no conozcan el contenido de las mencionadas “cuentas”, las transcribimos para ilustración y disfrute del lector:

«En ellas, se hallan las siguientes partidas de descargo:
-Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres para que rogaran á Dios por la prosperidad de las armas españolas.
-Cien millones en picos, palas y azadones.
-Cien mil ducados en pólvora y balas.
-Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar á las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en el campo de batalla.
-Ciento setenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas con el uso continúo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
-Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en días de combate.
-Millón y medio de ídem para, mantener prisioneros y heridos.
-Un millón en misas de gracias y Te Deum al Todopoderoso.
-Tres millones de sufragios por los muertos.
-Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en espías.

Y cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino.» (BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)

Traigo esto a colación al comparar las facturas del consumo eléctrico de mi hogar con otros meses y al desglosar las “partidas” que lo integran. Similar situación a la mía, sólo diferente en cuantía, tienen todos los españoles con sus “Cuentas del Gran Capitán”, es decir, las que reciben de las empresas del suministro eléctrico o sus supuestas distribuidoras.

Veamos en detalle el tema:
. Su cuenta y contrato, especifican la potencia que contrata y por ello le cobran un precio. Si consume más de lo convenido, le imponen un sobreprecio como sanción. ¿Y si consume menos le otorgan una bonificación o rebaja?

. Según el “acuerdo” llegado entre las eléctricas y el ministerio correspondiente, las cuentas son facturadas mensualmente, pero no son reales. Un mes es estimado,- aporte indudable español al sistema-, y en el siguiente se produce el ajuste real al alza o la baja de acuerdo con la lectura real. Es evidente que un mes UD. paga por algo que no se ha constatado que ha consumido pudiendo ello beneficiarlo o perjudicarlo sin derecho a protesta.
. Las eléctricas le alquilan el metro contador y por ello todos los meses le pasan una cuenta. No importa que ese contador tenga diez o quince años de instalado y su valor este totalmente recuperado para la eléctrica. De hecho, se convierte en una fuente de financiación adicional para las mismas. UD. puede comprar un teléfono fijo y no pagar alquiler por el que le ofrecen las telefónicas, pero no puede comprar un contador e instalarlo para quitarse esa cuenta de su factura.
. A las cuentas anteriores, agregue el indispensable IVA sobre la potencia supuestamente servida y consumida y ya tiene las Cuentas del Gran Capitán.

¿Cómo es posible que semejante sistema se tolere o permita? Si las eléctricas no tienen capacidad para facturar mensualmente el consumo real, se debió mantener el sistema bimensual, que era más real. Además, las razones por las cuales se ha impuesto el pago mensual yo las desconozco. No se si UD. pueda explicármelas.

Otro aspecto interesante es que, para cumplir las normativas europeas, se han separado las generadoras de las distribuidoras. Cada eléctrica ha creado su complemento distribuidor para estimular la competencia nada menos. ¿Alguien se cree esto o piensa que este esquema puede funcionar en beneficio de la reducción de los precios para el consumidor?

Otro detalle interesante y poco conocido por la mayor parte de los españoles, es que España es exportadora de energía eléctrica. ¿Cómo ello es posible si tenemos que importar casi el 85% de los componentes necesarios para generar electricidad? Esto debe formar parte también de las cuentas del Gran Capitán o, tal vez mejor decir, del Gran Capital.

El periódico El País, como siempre, ha publicado durante julio y agosto un grupo de artículos serios y responsables sobre estas y otras situaciones relacionadas con la generación de electricidad, su costo y forma de calcularlo. Les recomendamos los busquen para que comprueben que no sólo Gonzalo Fernández de Córdova era capaz de burlarse del mismísimo Rey, en este caso de los españoles.

Un aniversario y un breve comentario: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y se puede a pocos mucho tiempo, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo.” John F. Kennedy.

Ayer, 13 de agosto, fue uno más de los cumplidos por el Dr. Fidel Castro Ruz. Extraigo de él, una cita que lo dice todo, ahora, de la versión taquigráfica de su discurso y entrevista de prensa del 23 de enero de 1959:

“YO NO SOY COMUNISTA. Quiero aclarar aquí, que yo no soy comunista, porque estoy seguro de que lo primero que van a querer decir después de esta campaña es que nosotros somos comunistas. Mi ideología política es bien clara. Nosotros antes que nada sentimos los intereses de nuestra Patria y de nuestra América, que es también una patria grande. Estamos defendiendo los intereses de nuestros pueblos, queremos la independencia económica y política y que cese la explotación y establecer regímenes del más amplio cuadro de libertades humanas, por encima de todo. Esa es la filosofía del Movimiento 26 de Julio, y estamos demostrando como este pueblo marcha detrás de esa consigna, y los hombres y mujeres de todas las clases sociales se han unido, para mantener un régimen de libertades como el que se mantiene que se mantendrá en Cuba siempre, porque el día en que no se pueda mantener, nosotros renunciamos, porque por la fuerza no haremos nada, nunca jamás se hará nada por la fuerza contra el pueblo.” La historia lo absorberá.

El Flautista de Hammelin[i] en Pueblo Mocho[ii]. (Fábula cubana).
Erase una vez un pueblo pequeño, pobre y feliz, como lo son los que tienen poco. Unidos, como es la gente humilde: una gran familia, con alguna oveja negra. Tenían tiempos malos y otros no tan buenos.

Como riqueza: la alegría, la fiesta, el repartir lo poco y lo mucho con quien llegaba a sus puertas, a cualquier hora, cualquier día.

Inteligentes y trabajadoras las gentes del pueblillo. En su ignorancia, presumían saber de todo y superar cualquier cosa que otra aldea lograse.
Un día los alcanzó la desgracia. Llegaron las ratas y con ellas las enfermedades. Terminó la alegría con la aparición de la muerte. No sabiendo cómo combatir la plaga, buscaron en otros sitios alguien que los ayudase.
Los rubios pobladores del Norte se ofrecieron. Como eran interesados, pidieron por sus servicios las riquezas de los lugareños. Mientras dudaban, apareció el Flautista.
Les hizo “una oferta que no podrían rechazar”. No pedía riquezas, sólo que lo obedecieran, que dejaran de buscar por sí mismos la forma de combatir las ratas y le permitieran salvarlos ahora y guiarlos después hacia un mundo mejor.

La propuesta parecía inmejorable. Todo a cambio de tan poco. Así lo acordaron y vivieron felices desde que el Flautista expulso las ratas... hasta un día en que los niños comenzaron a irse. No encontraban explicación a su huida. Había paz, la peste desaparecida. Si no eran ricos, tampoco pobres. ¿Por qué se marchan los niños?

Ha pasado el tiempo y Hamelin es un pueblo triste: sin ratas y sin niños. Los padres sin hijos, los hermanos sin sobrinos, las abuelas sin nietos. Ahora, los lugareños se preguntan tristemente: ¿no éramos más felices cuando había ratas, no sería mejor que volvieran y con ellas nuestros hijos?
Por Romel H. Zell.
[i] : En algunos textos figura como “Hamelin”; en la XI Edición de la Enciclopedia Británica como Hammelin al igual que en otras fuentes. Escoja la que prefiera.
[ii] : Pueblo Mocho: Población imaginaria,- similar al Macondo de García Marqués -, en el cual el etnógrafo y escritor cubano Samuel Feijoó sitúa las aventuras y desventuras de sus habitantes.

jueves, 13 de agosto de 2009

Torrentes, Torrenteras y otras tonterías (poesías).

Torrentes, Torrenteras y Tonterías.

Conocido de todos es que arroyos y cauces secos suelen convertirse en torrentes con un aguacero, destruyendo a su paso impetuoso todo lo que se opone a su curso. Por conocido, también debiera serlo no permitir construcciones en sus orillas, ni obstrucciones a su paso. Igualmente que, previsoramente y de forma regular, deben ser revisados los cauces y quitadas las basuras y objetos que puedan obstruir su paso. Sin embargo, todos los años, al menor aguacero, se destruyen numerosas viviendas, se pierden miles de euros en cosechas y bienes de los ciudadanos y si hay algún responsable de no haber hecho los deberes, se queda tan pancho, como si no fuera él a quien tocara dar cuentas por lo ocurrido.

Año tras año, vemos la misma destrucción, las más de las veces innecesaria y el fenómeno se repite una y otra vez a todo lo largo y ancho de la Península y las Islas. ¿Hasta cuándo? ¿Qué o cuáles organismos son los responsables del mantenimiento y construcción de desagües y conductos adecuados para que las crecidas no destruyan todo a su paso? ¿Son los gobiernos autonómicos, Fomento, Cultura, Iberia, o la madre de los tomates?

Estamos en Europa, no en Haití, por citar un país, y aquí las inundaciones ocurren, como en todas partes, cuando la Naturaleza se desborda y grandes eventos lo destruyen todo. Es evidente que contra ella no podemos más que tratar de atenuar sus resultados. Pero en gran parte de la U.E., los EE.UU., Canadá o cualquier Estado normalito, se hacen inversiones en infraestructuras para poder escurrir las avalanchas de agua hacia donde no ocasionen daño. Es más, el estado de la mayor parte de nuestros ríos es más que lamentable: desde el Manzanares, que discurre por el centro de Madrid, pasando por el Tajo o el Jarama, por citar los más conocidos, no son dragados y cualquier pequeño crecimiento de su corriente desborda sus límites e inunda y destruye todo. ¿Por qué no hay trabajos preventivos: ¿a quién corresponde asumir financiera y materialmente la ejecución de esas obras? Sería útil saberlo, para, a la hora de elegir, hacerlo por otros diferentes y que, tal vez, enfrenten un problema grave y ruinoso para miles de ciudadanos.

Tres estilos de poesía:

Les ofrezco tres de ellos y espero haber acertado en la selección. De Omar Khaiame, famoso astrónomo y matemático persa nacido por el 1040 o 1062, autor de ciento y tantas cuartetas conocidas como rubaía para el singular y rubaiatas para el plural, va esta:

Desde que Venus
apareció en el cielo,
desde que por el espacio
transita la luna,
bella y pura,

nada se ha visto
tan consolador y amigo
como el vino inmaculado.

¡Oh! ¡Me asombran
esos mercaderes de vino!

¿Con el dinero que obtienen,
Podrán ellos comprar algo mejor?


Del poeta chino del siglo I, Liang-Hung va este:

El poema de los cinco suspiros

Trepo al monte, ¡ay! Contemplo la capital
Imperial, ¡ay! ¡Qué palacios más altos, ¡ay!
El trabajo del pueblo es duro, ¡ay! Y esto no
tiene nunca fin. ¡ay!

Del poeta y dirigente revolucionario cubano contra la tiranía de Gerardo Machado, Rubén Martínez Villena. (1899-1934)

El cazador

Regresaba de caza, mas extravió el camino,
y alegre, al trote vivo de su cabalgadura,
llegóse hasta el albergue pobre del campesino
con una corza muerta cruzada en la montura.

Esa noche la cena se prestigió de vino,
la niña de la casa retocó su hermosura,
y al tierno y suave influjo del calor hogarino
nació el más suave y tierno calor de la aventura.

Y él marchóse de prisa la mañana siguiente…
Quizás entre la noche- celestina prudente-,
Hizo algún juramento que le entreabrió una puerta;

mas él no recordaba… Marchó por la campiña,
alegre, como vino; y el alma de la niña
cruzada en la montura como una cierva muerta.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Cuento: Las Hormigas. Por Rosa Hilda Zell.

Rosa Hilda Zell Peraza: Poeta, escritora, cuentista y periodista nacida en La Habana, Cuba, el 18 de enero de 1910, fallecida en dicha ciudad el 26 de mayo de 1971. Estudió y formó en escuelas religiosas del Sur de los EE.UU., retornando a la Isla con una excelente educación general, poco antes de la crisis azucarera de 1921, que arruina a la familia.
Inicia estudios de escultura en la Academia Nacional de Bellas Artes de San Alejandro, donde se vincula inicialmente al movimiento estudiantil en lucha contra la tiranía del presidente Gerardo Machado. Feminista, liberal, progresista, se integra y participa en la organización y lucha de las mujeres por la igualdad de derechos. Ciudadana estadounidense por ser hija de norteamericano y patricia camagüeyana,- que escribió El Cacique de Darién-, rareza bibliográfica hoy, renunció a su ciudadanía norteamericana, para poder continuar en la lucha del pueblo cubano contra el tirano.
Comienza su labor como traductora y redactora en la Revista X. Desde 1934 es miembro de la redacción de una de las primeras publicaciones destinadas a la mujer en Cuba y A. Latina, la Revista Ellas, donde llega a ser jefe de Redacción, escribiendo una crónica mensual, Motivos del Mes, donde recoge y analiza, entre otros temas, episodios de las guerras de independencia con originalidad y rigor histórico. Colaboró con La Tribuna de Manzanillo, Mediodía, Gaceta del Caribe, Revista Lyceum, periódico El Mundo, la revista Carteles y Lunes de Revolución, del periódico Granma. En 1948 inicia una sección semanal en la prestigiosa revista Bohemia, bajo el seudónimo de Adriana Loredo, que mantendrá hasta que es separada de la revista en 1961.
En los finales de su vida creó guiones para la radio y TV. Tiene una extensa obra poética y cuentística, recogida en su libro Cunda y otros poemas donde narra la vida de animales y de los hombres del campo cubano. Publica en 1960 una selección de sus trabajos de Bohemia, bajo el título Arroz con Mango, igual al de su página semanal.

Fue ante todo, periodista y crítica literaria, realizando investigaciones sobre la calidad de la leche, la protección de los alimentos, la obligatoria traducción al español de los manuales de artículos domésticos vendidos en el país, etc., etc.
De ella, la biógrafa Ana Nuñez Machín, en su libro Mujeres en el periodismo cubano hace el siguiente análisis crítico y de su concepción de la misión del periodista: “En sus crónicas, Adriana –o Rosa Hilda, como queramos llamarla-, trataba disímiles temas… ¿Quién creería que ese artículo está sacado de una sección culinaria? Porque en sus crónicas, Adriana hablaba de todo: de libros, de personas, sucesos, arte, poetas, periodismo y periodistas, y, por supuesto, de cocina también.”

Sobre el periodismo: “Lo que importa (escribía Rosa Hilda) es que uno trate honradamente de cerciorarse de que lo que escribe sea verdad. Si se equivoca, mala suerte, de todos modos, de la discusión sale la luz.”

“La misión del periodista no es buscar causas nobles –o supuestamente nobles-, para servirlas con bellos artículos. La razón de ser del periodista es la búsqueda de la verdad para darle expresión lo más amplia y cumplidamente que pueda, según su capacidad y las circunstancias.” Continúa Machín: “En la búsqueda de la verdad –la que sirvió en platos fuertes y, a veces, en entremés variado, a sus lectores-, cumplió su vida Adriana Loredo.” (Rosa Hilda)

Rosa Hilda fue humanista. No militó en partidos políticos. Antepuso la libertad de pensamiento y acción a cualquier consideración ideológica y luchó consecuentemente por ello, asumiendo las consecuencias de su actitud ante la Vida.

De su libro Cunda y otros poemas, les ofrezco este cuento que parte de un hecho real.

Las Hormigas. En que hombre muere en paz. Por Rosa Hilda Zell.

Era una cordillera interminable que bajaba y subía, que subía y bajaba; mas, para el hombre moribundo, apenas si un parpadeo de luz en la breve mancha de sol del limonero: hormigas. Desde su cama las miraba hoy como las había mirado tantos días, sin quererlo, a pesar de sí mismo, fascinado por su trajín incesante y sin objeto. Vendrían, seguramente, desde la tierra, e iban hacia arriba, o volvían; mas él apenas si las veía un momento, cuando cruzaban por donde el sol, burlando el cerco de las hojas, se apoyaba en el tronco. Entonces irritaban su atención con un cosquilleo de sombras fugaces, con un hervor del borde de la luz, que se hacía y se deshacía constantemente a su paso, hasta que él las miraba, y se le apercían en todo su afán impovidente, unas cargadas, otras no, ligeras todas, buscándose, huyéndose, tocándose con las antenas como con brazos elocuentes, separándose siguiendo su camino, torciéndolo, cambiando de rumbo a cada instante, si iban viniendo y si venían, yendo: hormigas. ¿Y hacían así el trabajo del hormiguero?

Quiso virar la cabeza por dejar de observarlas, pero se contentó con quererlo. Tenía la impresión de haberlo hecho, mas no se había movido; no podía. No podía moverse desde hacia ya dos días. Si un deseo lo asaltaba, sentíalo como en pecho ajeno, mientras su cerebro, impasible, lo mascaba: virar la cabeza… Una oleada de inconsciencia lo cubrió lentamente, tocando sus pies primero. Virar… la… ca… be… za…

Allí estaban aun las hormigas, subiendo y bajando, bajando y subiendo. ¿No se cansarían nunca, no morirían jamás, jamás harían un alto en su tarea? Tontas; completamente desorganizadas. Pasos inútiles, vueltas y revueltas, esfuerzos perdidos. Y así eran casi todas las vidas. Hasta la hora en que, muriendo, se ve toda, y lo que se hizo mal se sabe cómo había que haberlo hecho,- cuando es ya demasiado tarde para hacerlo.

Uno a uno, surgían sus errores; aquí fue imprevisión, allí exceso de confianza; ahora un informe falso, ahora… ¿qué? Lo mismo de siempre: él mismo. Impulsivo, obstinado y torpe. Incapaz de esperar, de coordinar el esfuerzo. Inepto para la lucha. Y, sin embargo, él había querido luchar, había luchado. La bala que lo trajo a esta cama se la metieron en el cuerpo por eso. De noche, por la espalda, una mano desconocida; mas quién la armó, y por qué, él lo sabía. Él y todos; pero ya no importaba. Ya no importaba nada, sino lo que pudo hacer bien, y quedaría mal hecho. Sin remedio, mal hecho.

…Llevaban algunas en la boca un algo blanco y diminuto: comida, tal vez, para el hormiguero, o acaso sus hijos, que alguna vez oyó decir que los traían al sol de esa manera; mas no podía precisar qué fuera, ni le importaba mucho. Pasaban un momento por la luz y se movían en ella, para hundirse en seguida en la sombra de que surgían y hacerse otra vez una con la sombra. Mas la mancha de sol seguía parpadeando con su afán incesante e inútil; como si no se hubieran ido, como si se movieran aun en ella, al calor de su trabajo seguía hirviendo.
Así de niño las había visto pasar por un camino. Era una piedra de cantero, una piedra lisa y blanca por donde tenía su paso el hormiguero; pero él trazó dos rayas con una amapola, y les prohibió el paso. Cuando una las atravesaba, la aplastaba con el pulgar ancho y manchado; pero ellas seguían pasando, camino del trabajo, camino del granero. Seguramente con igual desorganizado afán que estas otras en el tronco del limonero, iban y venían transponiendo sus líneas, y él no daba abasto a matarlas. Morían sin que ninguna, acaso ni aun ellas mismas, supieran que habían muerto; tal vez no sabían tampoco que habían vivido. Morían cumpliendo su tarea, indiferentemente, y el trabajo seguía indiferente. Cruzaban sus fronteras, no porque él se los hubiera prohibido, sino porque les era necesario; y si las mataba, no se percataban de ello. Dejó de matarlas.
Y aun trabajaban de la misma manera. Pensó que habría sus ojos para verlas mejor; mas sus ojos permanecieron inmóviles aunque se reconciliaba con ellas y con sus yerros. Los suyos tampoco importaban gran cosa: la Revolución seguiría a pesar de ellos, su camino. La había servido como había podido, llevando un trecho su carga hacia el granero; pero ahora que un pulgar arbitrario lo aplastaba no importaba que, procediendo de otro modo, hubiera podido llevarla un poquito más lejos: otros lo harían. Ahora apenas veía las hormigas; ahora ya no las veía. La mancha de sol, sin embargo, seguía hirviendo en la sombra que se tragaba al limonero. También ella se hundió, de pronto, en la sombra, y no existió más para el hombre que había muerto; mas la cordillera interminable aun bajaba y subía, aun subía y bajaba, parpadeo de luz en la mancha de sol del limonero.

martes, 11 de agosto de 2009

La mujer del César.

Es conocido el episodio donde Julio César repudió a su esposa por una sospecha de deshonestidad. Realmente, más que la infidelidad, lo que obligó al César a repudiarla es que el hecho había ocurrido durante la fiesta en honor de la Dea Bona, una diosa latina de la fecundidad, fiesta sólo reservada para las mujeres romanas, patricias, cuyo secreto fue violado por el supuesto o real amante de Pompeya, la esposa del Julio. No era fácil salir airoso del escándalo, pues Julio César era también el Pontífice Máximo y por tanto no era un asunto privado lo que estaba en juego. César repudió a su esposa, pero lo hizo con la habilidad que lo caracterizó siempre: no la acuso de infidelidad sino adujo para justificar el divorcio: "Porque quiero que de mi mujer ni siquiera se tenga sospecha." Con esta hábil maniobra política, concluyo un incidente que pudo costarle muy caro En España, en estos momentos, algunos debieran demostrar la habilidad de Julio y librarse y librarnos, de los escándalos por acusaciones de corrupción generalizados. No se trata de si lo hecho o lo aceptado, es legalmente punible, sino si es correcto meramente mantener relaciones y/o recibir "regalos" de sujetos con los cuales se tienen relaciones por valor de millones de euros. Menos aceptable, son las conversaciones francamente chulescas mantenidas por algunos personajes con sus "clientes". Aprendamos de la Historia: La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo a todos. C.