domingo, 1 de diciembre de 2024

558. ¿Necesitamos una revolución?


Desembarco de los expedicionarios del Granma, “El 2 de diciembre de 1,956, en una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco para las 06:50 horas. La llegada fue llena de dificultades al paso de marabú, pantanos que dejaban el fango por el cuello durante más de un kilómetro”.10​ Fuente: Texto y foto de es.wikipedia.org

¿Necesitamos una revolución? Por Eduardo Boza Masvidal.


Confieso que hay una clase de anticomunistas que me da miedo porque son los mejores aliados del comunismo. Son los que niegan la existencia de hondos problemas sociales de urgente solución. Para ellos en Cuba antes de la Revolución todo estaba muy bien, y en los países latinoamericanos todo está muy bien, y el único problema es acabar con los agitadores y asunto terminado, y si acaso, ocuparse un poquito de tal o cual pequeña mejora accidental. Foto: El Nacional.

Cuando me han preguntado algunas veces si en Cuba lo que hacía falta en 1,958 era simplemente un cambio de gobierno, y he contestado que hacía falta algo más que eso, una transformación profunda en las mismas estructuras sociales, he observado que a algunos —pocos por suerte— esto no les ha gustado. Esto les sabe a herejía. Pero yo creo que hay que decirlo bien alto, porque ya es hora de que nos decidamos a vivir de una vez el Evangelio si queremos seguir llamándonos cristianos. Y todo el que reflexione un poco, sin apasionamiento, verá la razón de esta afirmación y se dará cuenta de que esto no envuelve crítica contra ningún gobierno porque no se trata de defectos de los gobiernos sino de las estructuras sociales.

Uno de los mayores daños que pueden hacerse al cristianismo es el identificar el orden social existente en la América Latina con un orden social cristiano. No. La situación social de nuestros países no es una situación cristiana. Cuba no era de los países que peor estaban. Al contrario, era de los que estaban mejor, y sin embargo, el per cápita de un campesino cubano era de 25 centavos de dólar diarios y en otros países es mucho menor. Esto no es cristiano. En Cuba teníamos el 23% de analfabetos y era el tercer país de índice bajo; en otros va aumentando mucho hasta llegar a dar un promedio general para la América Latina de 34%. Esto tampoco es cristiano. Las tres cuartas partes de la población de la América Latina están subalimentadas. El 60% de las casas campesinas son infra humanas y el 35% de los habitantes de las ciudades no tienen viviendas adecuadas. Todos hemos visto con nuestros propios ojos, aunque sea de lejos al pasar, los cinturones de miseria que rodean todas nuestras grandes ciudades y convendría que entrásemos alguna vez en aquellas chozas. Yo he ido durante mucho tiempo todas las semanas al barrio de Las Yaguas en La Habana y he visto cómo vivían aquellas gentes que eran también hijos de Dios, y en otros países he visto que era aún peor. El problema del indio. El del parasitismo. El de los salarios insuficientes. El de los padres que tienen que limitar o ahogar la vida en sus entrañas, no por comodidad o por egoísmo como muchos ricos, sino porque no pueden alimentar los hijos. Y tantos otros problemas que no son situaciones individuales, aisladas, producto de circunstancias particulares, sino situaciones colectivas que alcanzan a la mayoría de la población, producto de una injusta organización social. Nada de esto es cristiano. Y tampoco se trata aquí de la más mínima demagogia. Son datos concretos, son realidades que no podemos negar y que cuando las pensamos bien tienen que dolernos en lo más hondo como un latigazo en nuestra conciencia cristiana, porque constituye un pecado colectivo en el que todos tenemos nuestra parte de culpa.

¿Por qué todo esto en países como los nuestros extraordinariamente pródigos en riquezas naturales y con una densidad de población mucho menor de la que son capaces de sostener? Porque existen unas estructuras sociales injustas que producen un enorme desnivel: unas pequeñas minorías muy ricas frente a inmensas mayorías muy pobres. Sobre esto también podrían darse datos estadísticos y concretos que no mienten: el 80 o el 90% de las tierras y de las riquezas están en manos de un número muy limitado de personas mientras todos los demás deben contentarse con un diez o un quince por ciento.

Todo esto requiere una solución profunda y rápida. O hacemos nosotros la revolución cristiana o Dios nos castigará dejándonos caer en manos de la revolución comunista que no es más que la expresión de la desesperación, de la envidia y del odio desatados de los oprimidos; unos, engañados por falsas promesas que no se cumplirán nunca; otros, sabiendo que van a un suicidio pero que se dicen en su desesperación: yo no tendré nada, pero tú tampoco.

Hay muchos a quienes la sola palabra revolución inspira terror, y es porque se han acostumbrado a tomarla en su sentido peyorativo, como sinónimo de violencia, de injusticia, de crímenes, de atropello, de opresión, de violación de todos los derechos. Pero la revolución no tiene que ser nada de esto. Significa simplemente un cambio a la vez profundo y rápido. Y esto es lo que tenemos que hacer: un cambio profundo porque el mal es hondo y está en la raíz. Un cambio rápido porque el remedio es urgente y no admite espera. Hay muchos que preferirían un cambio lento, por evolución, como los pasos firmes y pausados de un elefante. Indudablemente que esto sería lo mejor. Sólo que llegaría tarde, con un retraso de siglos, cuando ya el mal estaba hecho. Cuando un enfermo necesita curas de urgencia, sería absurdo esperar a que el proceso de su enfermedad fuera evolucionando lenta y naturalmente.

Nuestro caso es urgente. Si seguimos como hasta ahora, lejos de solucionarse el problema social de la América Latina irá agravándose por días porque todo esto nace de la acumulación de las riquezas en muy pocas manos, y esa acumulación cada vez será mayor, ya que en el sistema capitalista liberal, el capital está separado del trabajo y todas las ganancias son para el capital, mientras que el trabajo sólo recibe un salario que escasamente alcanza —si alcanza— para mantener el hogar. Por otra parte, el aumento vertiginoso de la población, aumenta cada día el desequilibrio demográfico-económico y cada día habrá más gente con hambre, sin vivienda, sin educación, etc. Por eso Juan XXIII en la Mater et Magistra insiste, a la vez que en defender el derecho de propiedad, en recalcar la función social de la propiedad y en que el trabajador debe por justicia participar también en las ganancias ya que ha participado en la producción. Hay que echar abajo el axioma capitalista: “Obtener el máximo beneficio con el mínimo de gasto” y sustituirlo por otro cristiano: “Obtener yo menos beneficios para que mi hermano también obtenga lo que le corresponde”.

Cristo vino a realizar en el mundo esta gran revolución del Evangelio. El primero que pensó en los pobres no fue Marx, ni fue Stalin, ni fue Fidel Castro; fue Cristo. Y Él tenía urgencia, como de fuego, que le consumía las entrañas, de transformar el mundo: Yo he venido a prender fuego a la tierra y ¿qué he de querer sino que arda? Y el mundo pagano se hizo cristiano. Pero a nosotros toca el transformar cada día el paganismo que renace en cristianismo auténtico que es fuego de amor. Es el gran Pío XII, de feliz memoria, el que nos impulsa a esta revolución cuando nos dice: “Es todo un mundo el que hay que rehacer desde sus cimientos para transformarlo de salvaje en humano, y de humano en divino”.

Tres aspectos deben abarcar esta revolución cristiana, pero los dejaremos para exponerlos en un próximo artículo.

Tomado de Revolución cristiana en Latinoamérica. Santiago de Chile, Editorial del Pacífico S.A., 1,963, pp.34-39.

Fuente https://www.elcamaguey.org/boza-masvidal-necesitamos-una-revolucion

Biografía de Monseñor Boza Masvidal: https://www.elnacional.com/opinion/eduardo-boza-masvidal-el-martir-cubano/

Añado: Escogí la biografía anterior por juzgarla imparcial y recoger aspectos principales de la vida de Monseñor Boza Masvidal. Sin embargo, en ninguna de las que he leído, aparece el apoyo que dio a los luchadores clandestinos en la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista y Zaldívar. Me consta que dio asilo,- al menos-a  un perseguido a muerte que buscó asilo y le fue dado por Boza Masvidal. Además apoyó toda causa justa, menos la lucha violenta contra la tiranía.

El artículo de Boza Masvidal parece totalmente actual en las circunstancias que viven los cubanos y sufre la Patria. A ese artículo los lectores realizaron comentarios que lo enriquecen.

Comentario del Lector: Emilio de Armas.

“Este artículo parece haberse escrito hoy: tal es su actualidad. Boza Masvidal fue una de las voces más inteligentes y avanzadas de la Iglesia en Cuba (de donde lo expulsaron en septiembre de 1,961) y en la América Latina. Realizó una amplia y valiosa obra pastoral en la América Latina, y la diócesis de Los Teques (Venezuela), donde ejerció el sacerdocio hasta su muerte, (se) ha iniciado su proceso de beatificación. Felicito a "El Camagüey" por esta publicación”. [Fue expulsado de Cuba con más de 130 sacerdotes por el Gobierno Revolucionario, no por la Iglesia.]

Romel Hijarrubia Zell: “Comparto plenamente la opinión de Emilio de Armas sobre Boza Masvidal y el contenido de su artículo valiente, claro, sincero, crítico con la realidad cubana. Añado, que Boza Masvidal colaboró, ayudo en la lucha contra la tiranía, sin participar en la violencia, sino con el espíritu cristiano que siempre le honró. Es tan real,- como Emilio de Armas apunta y tan actual-, que merece ser conocido de todos. Cuba, los cubanos, no merecemos un sistema político tan deficiente que, en más de sesenta años ha sido incapaz de tomar el camino correcto: reestructurar el aparto estatal y el sistema político,- llamado ridículamente "comunista"-, que incumple todas las normas económicas y sociales necesarias para el avance material y social de la Sociedad cubana. Tal parece que sólo quedará el camino de la violencia inútil, el marcharse de la Isla o perecer miserablemente”. R.

María Antonia Borroto: @Romel Hijarrubia Zell: ¿Lo apropiado o no de la denominación de comunismo para el régimen instaurado en Cuba? Eso me deja pensando… ¿El valor referencial de ese término está en el concepto en sí o en los ejemplos concretos? Y no es que quiera, a ultranza, una suerte de debate sobre los universales, entre posiciones nominalistas y realistas, pero tratándose de conceptos abstractos es imposible sustraerse de tales discusiones. Si de comunismo manejamos la definición de los libros (para decirlo rápido y mal), o sea, esa suerte de sociedad utópica —e irrealizable, como toda utopíaobviamente lo que hay en Cuba no es comunismo; de hecho, lo que hay en Cuba niega las premisas del llamado socialismo de manual. Ahora, ¿existe alguna posibilidad en el mundo empírico —algún ejemplo—, de que en un país X la tendencia al comunismo no conduzca a una economía inoperante, culto a la personalidad del líder, restricción de libertades individuales, imposición de un pensamiento dogmático…? Hoy algunos críticos del actual estado de cosas en Cuba hablan de la posibilidad de un socialismo democrático, concepto que a mí —aun cuando no soy ni remotamente especialista en teoría política— me parece una gran paradoja, incluso una aporía*: en mi percepción del asunto, ambos términos se contradicen. Me vienen a la mente los versos de Roque Dalton: el comunismo es una aspirina del tamaño del sol. La aspirina, recordémoslo, alivia síntomas, no cura enfermedades. [*Aporía: (Del griego, άπορία: dificultad.) Contradicción insoluble que aparece en un razonamiento. Citemos como ejemplos de aporías, los sofismas del filósofo de la antigua Grecia, Zenón, quien se esforzaba por demostrar que el movimiento no existe objetiva mente. Fuente: Diccionario filosófico marxista · 1,946:16-17]

Y. J. Hall. Cuando Boza Masvidal dice que “el trabajador debe por justicia participar también en las ganancias ya que ha participado en la producción”, ¿estaría de acuerdo también en que, en caso de que la empresa fracase (como sucede con la mayoría) el trabajador participe en las pérdidas ya que ha participado en la ruina de la empresa?

Romel Hijarrubia Zell: Creo que, con el término "comunismo" se identifican aspiraciones sociales, culturales, económicas realmente utópicas, que omiten los pasos necesarios para pasar del sistema capitalista actual al socialdemócrata que poco o nada tiene que ver con lo que dicen que es "comunismo". Empezando por el principio, los principales teóricos de la socialdemocracia "de izquierda" no teorizaron ni se pronunciaron sobre ese escalón social supuestamente superior al capitalismo en todas sus formas y al propio concepto socialdemócrata.

Donde único se trató el tema por Karl Marx fue en la Crítica al Programa de Gotha, un folleto de escasas 30 páginas contrario a la posición que había asumido el partido socialdemócrata al que pertenecían Marx, Engels y la mayoría de la militancia. Marx parte de que, el paso superior de la Sociedad, sólo se puede producir cuando la misma sea desarrollada técnica y socialmente. Cuando se cumpla el principio social de repartir la riqueza en función de lo que cada cual aporta a la Sociedad, no en el igualitarismo, porque los seres humanos no somos iguales, ni en necesidades ni en aportes sociales. Marx no entró discutió las formas de propiedad que pudieran existir en el futuro estado comunista: propiedad estatal, privada, cooperativa,- agrícola, industrial, de servicios, etc.

De hecho, hoy la mayor parte de los estados nórdicos están más cerca del comunismo real y posible,- respetando todas las formas de propiedad-, que en los estados que se “auto titulan” comunistas.  Es un poco como el planteamiento del Comandante Guevara sobre el Hombre Nuevo. Una bella aspiración de un futuro que está por venir,- si llega-, en siglos de formación cultural, técnica, educacional. El Hombre Nuevo es otra utopía, tal vez posible, en un largo camino de superación del Homo Sapiens en todos los aspectos. No surge por deseos ideológicos, sino por la transformación paulatina y a largo plazo de la formación ética, cultural y técnica de los seres que pudieran existir en una forma superior de sociedad a la actual.

Las críticas de Marx al Programa de Gotha, el Partido Social Demócrata alemán las secuestro durante décadas. Las publicó Engels a su costa, "bajando" incluso el tono de algunas de ellas. Estuvieron más de 20 años sin ser conocidas por los que aspiraban a un cambio social. Hoy, las puede encontrar en la Red. Si pasa por encima de la teoría falsa teoría del Lasalle “de entregar la totalidad del aporte creado al trabajador” y va al planteamiento central de Marx, se dará cuenta,- de inmediato-, que le están haciendo un cuento chino cuando hablan de "comunismo" en lo que es una simple tiranía ideológica. Los tres millones de asesinados por el khmer rojo es sólo un pálido ejemplo del estalinismo y sus similares.

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“En la «Crítica del Programa de Gotha» se elucidan los problemas fundamentales del comunismo científico. Marx desarrolló la tesis de la inevitabilidad de la... Calificación: 4,0; precio 7,48; pp. 61.En stock”.

Desde luego, lo que hay en Cuba no es comunismo: sí un sistema apoyado en una seudo ideología falsa, que no parte del desarrollo de la Sociedad, sino del sometimiento a las decisiones del grupo dirigente, sea cual fueren sus intenciones iniciales, terminan como hemos podido comprobar con el ejemplo de Nicaragua, en un régimen represivo, absolutamente dictatorial y oportunista. R.

Romel Hijarrubia Zell: El amigo Y. J. Hall formula una pregunta muy interesante: "...¿estaría de acuerdo también en que, en caso de que la empresa fracase (como sucede con la mayoría) el trabajador participe en las pérdidas ya que ha participado en la ruina de la empresa?" El problema es que, realmente, los trabajadores NO participan en las decisiones que se imponen a las empresas llamadas "socialistas". Donde en el Consejo de Dirección se aplican las decisiones "que vienen de arriba", sean cuales fueren.

Un ejemplo de participación de los trabajadores existió en la Yugoeslavia de Tito, donde la empresa era dirigida por el Consejo de Dirección electo directamente por los trabajadores que participaban y aplicaban las decisiones técnicas y económicas que consideraron adecuadas. En Cuba, en los primeros meses, existía el trabajo de lunes a viernes en la mayoría de las empresas. Cuando el nuevo gobierno quiso imponer que se trabajarán los sábados por las mañanas, los obreros propusieron trabajar una hora más diaria, pero mantener el sábado de descanso. Daban una hora más de trabajo. No hacían daño a nada pero no,- la "orientación de arriba", la que impuso la CTC en manos del Partido Socialista Popular, fue la de trabajar los sábados porque era un tema "ideológico". El Che conoció el ejemplo de dirección de las empresas yugoeslavas y trató, mientras fue ministro de Industria, de dar libertad a los administradores, dentro de un marco acotado, para invertir en su empresa, tomar decisiones sin estar obligados a cumplir todas "las directivas" políticas.

Duró poco y hoy el trabajador es un cero a la izquierda tanto en las empresas "estatales" como en las supuestas "cooperativas" agrícolas o industriales. Por ello, es que estamos como estamos. Desde luego, el trabajador no estaría dispuesto a asumir las pérdidas de "su" empresa, cuando él no fue consultado ni tuvo parte en las decisiones que se le impusieron. Es lo que pienso y creo, tal vez equivocado. R.

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