¿Necesitamos
una revolución? Por Eduardo Boza Masvidal.
Cuando
me han preguntado algunas veces si en Cuba lo que hacía falta en 1,958 era
simplemente un cambio de gobierno, y he contestado que hacía falta algo más que
eso, una transformación profunda en las mismas estructuras sociales, he
observado que a algunos
—pocos por suerte— esto no les ha gustado. Esto les sabe a herejía. Pero
yo creo que hay que decirlo bien alto, porque ya es hora de que nos
decidamos a vivir de una vez el Evangelio si queremos seguir llamándonos
cristianos. Y todo el que reflexione un poco, sin apasionamiento, verá la
razón de esta afirmación y se dará cuenta de que esto no envuelve crítica
contra ningún gobierno porque no se trata de defectos de los gobiernos sino
de las estructuras sociales.
Uno
de los mayores daños que pueden hacerse al cristianismo es el identificar el
orden social existente en la América Latina con un orden social cristiano. No. La situación social de
nuestros países no es una situación cristiana. Cuba no era de los países que
peor estaban. Al contrario, era de los que estaban mejor, y sin embargo, el per
cápita de un campesino cubano era de 25 centavos de dólar diarios y en otros
países es mucho menor. Esto no es cristiano. En Cuba teníamos el 23%
de analfabetos y era el tercer país de índice bajo; en otros va aumentando
mucho hasta llegar a dar un promedio general para la América Latina de 34%. Esto
tampoco es cristiano. Las tres cuartas partes de la población de la América
Latina están subalimentadas. El 60% de las casas campesinas son infra humanas y
el 35% de los habitantes de las ciudades no tienen viviendas adecuadas. Todos
hemos visto con nuestros propios ojos, aunque sea de lejos al pasar, los
cinturones de miseria que rodean todas nuestras grandes ciudades y convendría
que entrásemos alguna vez en aquellas chozas. Yo he ido durante mucho tiempo
todas las semanas al barrio de Las Yaguas en La Habana y he visto cómo vivían
aquellas gentes que eran también hijos de Dios, y en otros países he visto que
era aún peor. El problema del indio. El del parasitismo. El de los salarios
insuficientes. El de los padres que tienen que limitar o ahogar la vida en sus
entrañas, no por comodidad o por egoísmo como muchos ricos, sino porque no
pueden alimentar los hijos. Y tantos otros problemas que no son situaciones
individuales, aisladas, producto de circunstancias particulares, sino
situaciones colectivas que alcanzan a la mayoría de la población, producto de
una injusta organización social. Nada de esto es cristiano. Y tampoco se
trata aquí de la más mínima demagogia. Son datos concretos, son realidades que
no podemos negar y que cuando las pensamos bien tienen que dolernos en lo más
hondo como un latigazo en nuestra conciencia cristiana, porque constituye un
pecado colectivo en el que todos tenemos nuestra parte de culpa.
¿Por
qué todo esto en países como los nuestros extraordinariamente pródigos en
riquezas naturales y con una densidad de población mucho menor de la que son
capaces de sostener? Porque existen unas estructuras sociales injustas
que producen un enorme desnivel: unas pequeñas minorías muy ricas frente a inmensas mayorías muy pobres.
Sobre esto también podrían darse datos estadísticos y concretos que no
mienten: el 80 o el 90% de las tierras y de las riquezas están en manos de un
número muy limitado de personas mientras todos los demás deben contentarse con
un diez o un quince por ciento.
Todo
esto requiere una solución profunda y rápida. O hacemos nosotros la revolución cristiana o Dios
nos castigará dejándonos caer en manos de la revolución comunista que no es más
que la expresión de la desesperación, de la envidia y del odio desatados de los
oprimidos; unos, engañados por falsas promesas que no se cumplirán
nunca; otros, sabiendo que van a un suicidio pero que se dicen en su
desesperación: yo no
tendré nada, pero tú tampoco.
Hay
muchos a quienes la sola palabra revolución inspira terror, y es porque se han
acostumbrado a tomarla en su sentido peyorativo, como sinónimo de violencia, de
injusticia, de crímenes, de atropello, de opresión, de violación de todos los
derechos. Pero la revolución no tiene que ser nada de esto. Significa
simplemente un cambio a la vez profundo y rápido. Y esto es lo que tenemos que
hacer: un cambio profundo porque el mal es hondo y está en la raíz. Un cambio
rápido porque el remedio es urgente y no admite espera. Hay muchos que
preferirían un cambio lento, por evolución, como los pasos firmes y pausados de
un elefante. Indudablemente que esto sería lo mejor. Sólo que llegaría
tarde, con un retraso de siglos, cuando ya el mal estaba hecho. Cuando un
enfermo necesita curas de urgencia, sería absurdo esperar a que el proceso de
su enfermedad fuera evolucionando lenta y naturalmente.
Nuestro
caso es urgente. Si seguimos como hasta ahora, lejos de solucionarse el
problema social de la América Latina irá agravándose por días porque todo esto
nace de la acumulación de las riquezas en muy pocas manos, y esa acumulación
cada vez será mayor, ya que en el sistema capitalista liberal, el capital está
separado del trabajo y todas las ganancias son para el capital, mientras que el
trabajo sólo recibe un salario que escasamente alcanza —si alcanza— para mantener el
hogar. Por otra parte, el aumento vertiginoso de la población, aumenta cada día
el desequilibrio demográfico-económico y cada día habrá más gente con hambre,
sin vivienda, sin educación, etc. Por eso Juan XXIII en la Mater et
Magistra insiste, a la vez
que en defender el derecho de propiedad, en recalcar la función social de la
propiedad y en que el trabajador debe por justicia participar también en las
ganancias ya que ha participado en la producción. Hay que echar abajo el
axioma capitalista: “Obtener el máximo beneficio con el mínimo de gasto”
y sustituirlo por otro cristiano: “Obtener yo menos beneficios para que mi
hermano también obtenga lo que le corresponde”.
Cristo
vino a realizar en el mundo esta gran revolución del Evangelio. El primero que
pensó en los pobres no fue Marx, ni fue Stalin, ni fue Fidel Castro; fue
Cristo. Y Él tenía urgencia, como de fuego, que le consumía las entrañas, de
transformar el mundo: Yo he venido a prender fuego a la tierra y ¿qué he de
querer sino que arda? Y el mundo pagano se hizo cristiano. Pero a nosotros toca
el transformar cada día el paganismo que renace en cristianismo auténtico que
es fuego de amor. Es el gran Pío XII, de feliz memoria, el que nos impulsa a
esta revolución cuando nos dice: “Es todo un mundo el que hay que rehacer
desde sus cimientos para transformarlo de salvaje en humano, y de humano en
divino”.
Tres
aspectos deben abarcar esta revolución cristiana, pero los dejaremos para
exponerlos en un próximo artículo.
Tomado
de Revolución
cristiana en Latinoamérica. Santiago de Chile, Editorial del Pacífico S.A.,
1,963, pp.34-39.
Fuente
https://www.elcamaguey.org/boza-masvidal-necesitamos-una-revolucion
Biografía
de Monseñor Boza Masvidal:
https://www.elnacional.com/opinion/eduardo-boza-masvidal-el-martir-cubano/
Añado: Escogí la biografía anterior por
juzgarla imparcial y recoger aspectos principales de la vida de Monseñor Boza
Masvidal. Sin embargo, en ninguna de las que he leído, aparece el apoyo que dio
a los luchadores clandestinos en la lucha contra la tiranía de Fulgencio
Batista y Zaldívar. Me consta que dio asilo,- al menos-a un perseguido a muerte que buscó asilo y le
fue dado por Boza Masvidal. Además apoyó toda causa justa, menos la lucha
violenta contra la tiranía.
El artículo de Boza Masvidal parece
totalmente actual en las circunstancias que viven los cubanos y sufre la Patria. A ese artículo los lectores
realizaron comentarios que lo enriquecen.
Comentario
del Lector: Emilio de
Armas.
“Este
artículo parece haberse escrito hoy: tal es su actualidad. Boza Masvidal fue
una de las voces más inteligentes y avanzadas de la Iglesia en Cuba (de donde
lo expulsaron en septiembre de 1,961) y en la América Latina. Realizó una
amplia y valiosa obra pastoral en la América Latina, y la diócesis de Los
Teques (Venezuela), donde ejerció el sacerdocio hasta su muerte, (se) ha
iniciado su proceso de beatificación. Felicito a "El Camagüey" por
esta publicación”. [Fue expulsado de Cuba con más de 130 sacerdotes por
el Gobierno Revolucionario, no por la Iglesia.]
Romel
Hijarrubia Zell: “Comparto
plenamente la opinión de Emilio de Armas sobre Boza Masvidal y el contenido de
su artículo valiente, claro, sincero, crítico con la realidad cubana. Añado,
que Boza Masvidal colaboró, ayudo en la lucha contra la tiranía, sin participar
en la violencia, sino con el espíritu cristiano que siempre le honró. Es tan
real,- como Emilio de Armas apunta y tan actual-, que merece ser conocido de
todos. Cuba, los cubanos, no merecemos un sistema político tan deficiente que,
en más de sesenta años ha sido incapaz de tomar el camino correcto:
reestructurar el aparto estatal y el sistema político,- llamado ridículamente
"comunista"-, que incumple todas las normas económicas y sociales
necesarias para el avance material y social de la Sociedad cubana. Tal parece
que sólo quedará el camino de la violencia inútil, el marcharse de la Isla o
perecer miserablemente”. R.
María
Antonia Borroto: @Romel
Hijarrubia Zell: ¿Lo
apropiado o no de la denominación de comunismo para el régimen instaurado en
Cuba? Eso me deja pensando… ¿El valor referencial de ese término está en
el concepto en sí o en los ejemplos concretos? Y no es que quiera, a ultranza,
una suerte de debate sobre los universales, entre posiciones nominalistas y
realistas, pero tratándose de conceptos abstractos es imposible sustraerse de
tales discusiones. Si de comunismo manejamos la definición de los libros (para
decirlo rápido y mal), o sea, esa suerte de sociedad utópica —e
irrealizable, como toda utopía— obviamente lo que hay en Cuba no es comunismo;
de hecho, lo que hay en Cuba niega las premisas del llamado socialismo de
manual. Ahora, ¿existe alguna posibilidad en el mundo empírico —algún
ejemplo—, de que en un país X la tendencia al comunismo no conduzca a una
economía inoperante, culto a la personalidad del líder, restricción de
libertades individuales, imposición de un pensamiento dogmático…? Hoy
algunos críticos del actual estado de cosas en Cuba hablan de la posibilidad de
un socialismo democrático, concepto que a mí —aun cuando no soy ni
remotamente especialista en teoría política— me parece una gran paradoja,
incluso una aporía*: en mi percepción del asunto, ambos términos se
contradicen. Me vienen a la mente los versos de Roque Dalton: el comunismo es
una aspirina del tamaño del sol. La aspirina, recordémoslo, alivia síntomas, no
cura enfermedades. [*Aporía: (Del griego, άπορία: dificultad.) Contradicción insoluble que
aparece en un razonamiento. Citemos como ejemplos de aporías, los
sofismas del filósofo de la antigua Grecia, Zenón, quien se esforzaba por
demostrar que el movimiento no existe objetiva mente. Fuente: Diccionario filosófico marxista · 1,946:16-17]
Y.
J. Hall. Cuando Boza
Masvidal dice que “el trabajador debe por justicia participar también en las
ganancias ya que ha participado en la producción”, ¿estaría de acuerdo
también en que, en caso de que la empresa fracase (como sucede con la mayoría)
el trabajador participe en las pérdidas ya que ha participado en la ruina de la
empresa?
Romel
Hijarrubia Zell: Creo
que, con el término "comunismo" se identifican aspiraciones sociales,
culturales, económicas realmente
utópicas, que omiten los pasos necesarios para pasar del sistema
capitalista actual al socialdemócrata que poco o nada tiene que ver con lo que
dicen que es "comunismo". Empezando por el principio, los
principales teóricos de la socialdemocracia "de izquierda" no
teorizaron ni se pronunciaron sobre ese escalón social supuestamente superior
al capitalismo en todas sus formas y al propio concepto socialdemócrata.
Donde
único se trató el tema por Karl Marx fue en la Crítica al Programa de Gotha, un folleto de escasas 30 páginas
contrario a la posición que había asumido el partido socialdemócrata al que
pertenecían Marx, Engels y la mayoría de la militancia. Marx parte de que,
el paso superior de la Sociedad, sólo se puede producir cuando la misma sea
desarrollada técnica y socialmente. Cuando se cumpla el principio social de repartir la
riqueza en función de lo que cada cual aporta a la Sociedad, no en el
igualitarismo, porque los seres humanos no somos iguales, ni en necesidades
ni en aportes sociales. Marx no entró discutió las formas de
propiedad que pudieran existir en el futuro estado comunista: propiedad
estatal, privada, cooperativa,- agrícola, industrial, de servicios, etc.
De hecho, hoy la mayor parte de los
estados nórdicos están más cerca del comunismo real y posible,- respetando todas las formas de
propiedad-, que en los estados que se “auto titulan” comunistas. Es un poco como el planteamiento del
Comandante Guevara sobre el Hombre Nuevo. Una bella aspiración de un futuro que
está por venir,- si llega-, en
siglos de formación cultural, técnica, educacional. El Hombre Nuevo
es otra utopía, tal vez posible, en un largo camino de superación del Homo
Sapiens en todos los aspectos. No surge por deseos ideológicos, sino por la
transformación paulatina y a largo plazo de la formación ética, cultural y
técnica de los seres que pudieran existir en una forma superior de sociedad a
la actual.
Las
críticas de Marx al Programa de Gotha, el Partido Social Demócrata alemán las
secuestro durante décadas. Las publicó Engels a su costa,
"bajando" incluso el tono de algunas de ellas. Estuvieron más de 20
años sin ser conocidas por los que aspiraban a un cambio social. Hoy, las puede
encontrar en la Red. Si pasa por encima de la teoría falsa teoría del Lasalle
“de entregar la totalidad del aporte creado al trabajador” y va al
planteamiento central de Marx, se dará cuenta,- de inmediato-, que le están haciendo un cuento
chino cuando hablan de "comunismo" en lo que es una simple tiranía
ideológica. Los tres millones de asesinados por el khmer rojo es sólo un
pálido ejemplo del estalinismo y sus similares.
[Critica
del Programa de Gotha (Spanish Edition) Amazon.es
https://www.amazon.es ›
Critica-del-Programa-Gotha-S...
“En
la «Crítica del Programa de Gotha» se elucidan los problemas
fundamentales del comunismo científico. Marx desarrolló la tesis de la
inevitabilidad de la... Calificación: 4,0; precio 7,48; pp. 61.En stock”.
Desde
luego, lo que hay en Cuba no es comunismo: sí un sistema apoyado en una seudo
ideología falsa, que no parte del desarrollo de la Sociedad, sino del
sometimiento a las decisiones del grupo dirigente, sea cual fueren sus
intenciones iniciales, terminan como hemos podido comprobar con el ejemplo de
Nicaragua, en un régimen represivo, absolutamente dictatorial y oportunista. R.
Romel
Hijarrubia Zell: El
amigo Y. J. Hall formula una pregunta muy interesante: "...¿estaría de
acuerdo también en que, en caso de que la empresa fracase (como sucede con la
mayoría) el trabajador participe en las pérdidas ya que ha participado en la
ruina de la empresa?" El problema es que, realmente, los trabajadores
NO participan en las decisiones que se imponen a las empresas llamadas
"socialistas". Donde en el Consejo de Dirección se aplican las
decisiones "que vienen de arriba", sean cuales fueren.
Un
ejemplo de participación de los trabajadores existió en la Yugoeslavia de Tito,
donde la empresa era dirigida por el Consejo de Dirección electo directamente
por los trabajadores que participaban y aplicaban las decisiones técnicas y
económicas que consideraron adecuadas.
En Cuba, en los primeros meses, existía el trabajo de lunes a viernes en la
mayoría de las empresas. Cuando el nuevo gobierno quiso imponer que se
trabajarán los sábados por las mañanas, los obreros propusieron trabajar una
hora más diaria, pero mantener el sábado de descanso. Daban una hora más de
trabajo. No hacían daño a nada pero no,- la "orientación de arriba",
la que impuso la CTC en manos del Partido Socialista Popular, fue la de
trabajar los sábados porque
era un tema "ideológico". El Che conoció el ejemplo de
dirección de las empresas yugoeslavas y trató, mientras fue ministro de
Industria, de dar libertad a los administradores, dentro de un marco acotado,
para invertir en su empresa, tomar decisiones sin estar obligados a cumplir
todas "las directivas" políticas.
Duró
poco y hoy el trabajador es un cero a la izquierda tanto en las empresas
"estatales" como en las supuestas "cooperativas" agrícolas
o industriales. Por
ello, es que estamos como estamos. Desde luego, el trabajador no estaría
dispuesto a asumir las pérdidas de "su" empresa, cuando él
no fue consultado ni tuvo parte en las decisiones que se le impusieron. Es
lo que pienso y creo, tal vez equivocado. R.
Se publican,
preferentemente, los viernes de cada mes. Los tres se hacen sin ánimo de lucro.
No percibimos ingresos por ellos.
Si desea leer el texto completo debe ir al vínculo que mostramos en el tema.
Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados
son del Editor. El sentido de (…) y de… es indicar que se ha condensado la obra
original. Los comentarios entre []
son del Editor.
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