Por Ray Douglas Bradbury.* (1,920-2,012)
El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres
se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban
preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su
primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando
en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del
peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron
que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba
a sus padres en la terminal. Cuando éstos llegaron, murmuraban algo contra los
oficiales interplanetarios.
-¿Qué haremos?, -Nada,
¿qué podemos hacer?, -¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!
La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el
cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba
entre ellos, pálido y silencioso.
-Ya se me
ocurrirá algo -dijo el padre. -¿Qué...? -preguntó el niño.
El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio
oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre
de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había
meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer
"día". Cerca de medianoche,
hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:
-Quiero mirar por el ojo de buey. -Todavía no -dijo el padre-. Más tarde. -Quiero ver dónde estamos y a
dónde vamos. -Espera un poco -dijo el
padre.
El padre había estado despierto, volviéndose a un
lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el
árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la
aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría
que el viaje fuera feliz y maravilloso.
-Hijo mío
-dijo-, dentro de media hora será Navidad.
La madre lo miró consternada; había esperado que de
algún modo el niño lo olvidara. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron
los labios.
-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol?
Me lo prometieron. -Sí, sí, todo eso y
mucho más -dijo el padre. -Pero... -empezó a decir la madre. -Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo
pronto.
Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó,
sonreía.
-Ya es casi la
hora. -¿Puedo tener un reloj? -preguntó el niño.
Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los
dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.
-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo? -Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y
tomó al niño de la mano.
Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y
subieron por una rampa. La madre los seguía. -No entiendo. -Ya lo entenderás -dijo el padre-. Hemos llegado.
Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a
una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La
puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.
-Entra, hijo.
-Está oscuro. -No tengas miedo, te
llevaré de la mano. Entra, mamá.
Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el
cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de
vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho,
por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento,
maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y
entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.
-Feliz
Navidad, hijo -dijo el padre.
Resonaron los viejos y familiares villancicos; el
niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de
buey. Y allí se quedó largo rato,
simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el
resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.
* Ray Bradbury fue un escritor estadounidense de misterio del género fantástico, terror y ciencia ficción. Principalmente conocido por su obra Crónicas marcianas y la novela distópica* Fahrenheit 451. (…)
* Una distopía,- Nota 1-,
o antiutopía es una
sociedad ficticia indeseable en sí misma. 1 El
término, procedente del griego, fue creado como antónimo directo de utopía,
término que a su vez fue acuñado por santo
Tomás Moro y figura como el título de su
obra más conocida, publicada en 1,516, donde describe un modelo para una sociedad
ideal con niveles mínimos de crimen, violencia y pobreza.
Las
distopías a menudo se caracterizan por la deshumanización, 2, los
gobiernos tiránicos, los desastres ambientales, 3, u
otras características asociadas con un declive cataclísmico en la sociedad.
Algunos de los ejemplos más famosos son 1984 de George Orwell, Un mundo feliz de Aldous
Huxley y Fahrenheit
451 de Ray Bradbury. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Distop%C3%ADa
Fuente: El Libro Total. www.ciudadseva.com
Sí, Jesús nació otro día, otro año y en otro lugar.
Aviso: La información siguiente investiga y precisa hechos ocurridos,- como
mínimo-, medio siglo después del nacimiento de Jesús de Nazaret. Se trata de
esclarecer las diversas interpretaciones a lo largo de siglos. Es, en
definitiva, la búsqueda de la certeza histórica.
A continuación del relato, encontrará catorce
notas sobre el probable origen de motivos alegóricos al nacimiento de Jesús que
se han ido incorporando a lo largo de la Historia. Tal es el caso de Los Reyes
Magos, o Papá Noel, tanto en su versión nórdica original como la moderna nacida
en los EE.UU.
Como “No hay
nada sin historia ni significado” en las navidades, se incorpora el origen
de diversos hechos que se vincularon a ella, algunos de los cuales permanecen
en la actualidad. Esperamos que sea de
su agrado el material que le ofrecemos. El Editor.
“En los Evangelios no se aporta información alguna acerca de cuándo, dónde y
cómo nació Jesús. Todos los datos que los cristianos dan por históricos
son invenciones tardías e interesadas.
El año del natalicio del judío Jesús no fue el 1 de
nuestra época, sino el 7 o
6 antes de nuestra era* (a.n.e.).
Al ajustar los diversos calendarios y al utilizar la conjunción de Saturno con
Júpiter, que ocurre cada 400 años, la fecha que se toma como la “estrella”
que guío a los Reyes del Oriente, confirmando la diferencia con nuestro
calendario y la fecha en que nació Jesús. [*Era:
1. f. Punto fijo o fecha determinada de un suceso, desde el cual se empiezan a
contar los años. DLE.RAE.ES.]
Durante el siglo III se propuso datar el natalicio
en fechas como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y
25 de mayo y algunas otras.
El papa Fabián (236-250) calificó de sacrílegos a
quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento de Jesús.
Las Iglesias
cristianas orientales siguen celebrando el natalicio de Jesús en el 6 u 8 de
enero.
Entre los años 354 y 360, el papa Liberio (352-366)
fijó como fecha inmutable la de la noche del 24 al 25 de diciembre, día en que los romanos
celebraban el nacimiento del Sol Invencible.
El lugar más probable del nacimiento de Jesús pudo
ser Nazaret o, mejor Cafarnaún, pero nunca Belén. El relato actual de la Navidad procede del
evangelio apócrifo [no incluido en la Biblia] Pseudo-Mateo (declarado falso por
la propia Iglesia católica). La
escena del buey y el asno se inventó al mezclar un texto de Isaías manipulado
con uno de Habacuc absolutamente mal traducido.
En la Antigüedad
precristiana fue un hecho absolutamente común, aceptado y extendido, que todos
los grandes personajes, ya fuesen reyes -desde
Mesopotamia y Egipto a China y Japón-, fundadores de grandes filosofías y
religiones -Buda, Krisna, Confucio, Lao-Tsé-, o pensadores, -Pitágoras, Platón,
etc.-, gozasen del
privilegio de ser considerados hijos de una madre virgen y de Dios.
La leyenda de la
estrella de Belén, según propuso Kepler ya en 1,606, pudo basarse en el efecto
de la rara triple conjunción de la Tierra con los planetas Júpiter y Saturno,
estando el Sol pasando por Piscis, que se dio en el año 7 a.n.e.
La magia de unos Reyes de los que jamás se supo
algo: De quienes hoy conocemos
como «Reyes Magos» sólo
habló el texto de Mateo, pero es tan poco lo que se dice de ellos que
las tradiciones posteriores tuvieron que inventarlo absolutamente todo.
Hasta el siglo IV los
Magos fueron dos, cuatro, seis, doce o
sesenta, según fuera la tradición.
Hacia el primer cuarto del siglo III [el
historiador] Orígenes afirmó taxativamente,- que no admite discusión-, que los
magos habían sido sólo tres, una
postura que acabó prevaleciendo desde el siglo siguiente. Entrado ya el
siglo III, Tertuliano, para evitar la mala fama que tenían los magos persas,
transformó a los Magos en «Reyes de Oriente».
En un mosaico bizantino de mediados del siglo VI,
en San Apollinare Nuovo (Rávena, Italia), aparecen por primera vez sus nombres
actuales, pero los tres
magos aún iban ataviados a la usanza persa. Existe un mosaico de Rávena,
siglo IV, con los tres reyes magos.
En el siglo XV, Petrus de Natalibus fijó que
Melchor tenía sesenta años, Gaspar cuarenta y Baltasar veinte. Una descripción física que
discrepaba mucho de todas las anteriores.
Baltasar fue blanco
hasta el siglo XVI, época a partir de la cual
se le representó como de raza negra por necesidades estratégicas de la Iglesia.
La
adoración de Weyden (1,455);
Baltasar es blanco. La adoración de Bosch (1,510); Baltasar ya es negro.
En Occidente no
comenzó a celebrarse la adoración de los magos hasta el siglo V. Los Reyes Magos no empezaron a traer juguetes a los niños hasta
mediados del siglo XIX. La actualmente imprescindible «carta a los Reyes» comenzó a
popularizarse durante el primer cuarto del siglo XIX.
Papá Noel, el mito más moderno de la Navidad:
Es el personaje más
entrañable de la Navidad. Pero Papá Noel, o Santa Claus, es una figura muy
reciente, hija de la imaginación de dos escritores neoyorquinos, nieta de la
devoción de holandeses errantes, y real gracias a un dibujante satírico y a la
publicidad de la Coca-Cola. La figura de Santa Claus se construyó sobre la
de san Nicolás, obispo turco del siglo IV cuyo mito y culto se expandió por
toda la Europa medieval.
Desde mediados del siglo
XIII el día de san Nicolás se centró en los obsequios a los niños. La tradición
de san Nicolás llegó a New York en 1,621 con los emigrantes holandeses.
Imagen del Bonhomme Noël francés de los años veinte. Imagen de Jóvenes Amigos de Cristo. WordPress.com
Washington Irving, en 1,809, escribió una sátira -Historia
de New York- en la que deformó al santo patrón holandés -Sinter Klaas-
hasta transformarlo en el precedente de Santa Claus (pronunciación que los
angloparlantes le dieron al nombre holandés).
El
éxito popular del personaje de Irving se completó con un poema de Clement C.
Moore, publicado en 1,823, que acabó de inventar el mito del generoso y alegre
personaje navideño.
Un dibujante satírico, Thomas Nast, entre 1,863 y
1,886, creó progresivamente la imagen básica de Santa Claus a través de sus
ilustraciones publicadas en la revista Harper’s. La vestimenta roja del
personaje nació a finales del XIX como consecuencia del desarrollo de las
técnicas de impresión en color. El ya popular Santa Claus pasó a Gran Bretaña a
mediados del siglo XIX y de allí a Francia, donde se fundió con el Bonhomme
Noël, origen de nuestro Papá Noél.
La
imagen actual de Santa Claus/Papá Noél se la debemos a la Coca-Cola que en
1,931 le encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara al personaje de Nast
para hacerlo más humano, atractivo y creíble.
El
aspecto de un vendedor jubilado llamado Lou Prentice sirvió de base a Sundblom
para crear -en sus óleos pintados entre 1,931 y 1,966- la figura moderna de
Santa Claus, popularizada por la publicidad navideña de Coca-Cola y por el cine
norteamericano. El pintor retrató a sus propios hijos y nietos
en los anuncios y, a la muerte de Prentice, añadió al rostro de Santa Claus sus
propios rasgos nórdicos.
No hay
nada sin historia ni significado: Todo lo
que llena nuestros sentidos y hogares durante la Navidad nació en algún momento
determinado y significa algo. Veamos:
El concepto del
belén actual se lo debemos a san Francisco de Asís, que, en la Navidad de 1,223,
celebró la misa dentro de una cueva de Greccio en la que había instalado un
pesebre con una imagen en piedra del Niño Jesús y un buey y un asno vivos.
La
escenificación del belén llegó por primera vez a España en
el siglo XVIII, cuando el rey Carlos III hizo traer esa tradición italiana
desde Nápoles.
Los villancicos proceden de unas composiciones españolas del siglo XV-XVI
que eran cortesanas y versaban sobre temas amorosos. Durante los siglos XVII y
XVIII se transformaron en lujosas cantas religiosas y posteriormente
aparecieron las tonadillas populares.
El
árbol de Navidad se originó en la tradición
ancestral del culto a los espíritus de la Naturaleza; simboliza la fecundidad y
la inmortalidad y fue cristianizado en la Germania de mediados del siglo VIII.
Los
adornos y bolas que se cuelgan actualmente
del árbol fueron creados en el siglo XVIII por los sopladores de vidrio de Bohemia.
Tras la Guerra de los Treinta Años (1,618-1,648) la
tradición del árbol fue reintroducida por los suecos en Alemania. En la primera
mitad del siglo XIX el árbol penetró en Austria, Gran Bretaña y Francia. A
partir del primer cuarto del siglo XX comenzó a llegar a España.
El
muérdago está considerado como un
talismán que da suerte y felicidad desde la Antigüedad. La tradición navideña
del «ramo de la suerte» se extendió por toda España a partir de finales del
primer cuarto del siglo XX.
El tió
o tronco de Navidad es la tradición más antigua que
se conserva en relación a los rituales propiciatorios del solsticio de invierno.
Las velas representan un elemento propiciatorio capaz de purificar,
iluminar y fecundar ilusiones y esperanzas.
A la
herradura se le atribuye el poder de
proteger y dar suerte.
Las piñas, [no confundir con las ananás o pichas en América
hispana: 1. m. C. Rica, Guat., Hond., Méx. y Nic.] símbolo de inmortalidad,
representan un canto a la esperanza en el futuro.
Las
estrellas, en su forma más habitual
-H- representan un emblema protector contra el mal y sirven para atraer la
felicidad doméstica.
Las
campanas tienen una función
purificadora y protectora y expresan el júbilo navideño.
Las
manzanas representan un elemento
mágico dotado de capacidad propiciatoria para lograr la abundancia de todo lo
indispensable.
Fuente
probable: http://elredondelito.es/datos-curiosos-de-la-navidad-y-de-sus-tradiciones/
¿Sabías que…? El primer pavo asado le fue servido a Enrique VIII de Inglaterra. Esta
ave se impuso en las mesas nobles españolas en el siglo XVIII gracias al
mecenazgo de los Austria. Hasta bien entrado el siglo XX no se generalizó su
consumo entre todas las clases sociales.
Los
turrones se incorporaron a la mesa
de Navidad alrededor del siglo XVI.
El
roscón de Reyes, con haba de la suerte incluida, se originó en la Edad Media.
El champaña no es un invento francés. Los
nobles ingleses del siglo XVII ya lo bebían.
El primer cava español fue elaborado por Codorníu
en 1,872.
El
aguinaldo, paga extra y lote
navideño derivan de las strenae
romanas.
La
cesta de Navidad se implantó en el siglo XX
sobre el modelo de la sportula romana.
La
primera felicitación navideña de la
que se tiene constancia fue una décima que los repartidores del Diario de
Barcelona enviaron a sus clientes en 1,831.
El
primer crisma navideño lo mandó
imprimir sir Henry Cole en el año 1,843.
La Lotería llegó oficialmente a España de la mano
de Carlos III, que la importó de Nápoles; su primer sorteo se celebró el 10 de
diciembre de 1,763.
La Lotería Moderna se creó en Cádiz, en 1,811, para
aportar fondos a una Hacienda pública esquilmada por la guerra de la
Independencia.
El primer sorteo extraordinario de Navidad tuvo
lugar en Cádiz el 18 de diciembre de 1,812.
El sorteo de El Niño se instituyó en 1,941.
[España]
Hasta el siglo XVI el Día de Año Nuevo fue el 25 de
marzo. Desde 1,582 pasó a ser el 1 de enero. Antes lo había sido también el 1º
de marzo y el 25 de diciembre.
El reveillón* de Nochevieja fue implantado por
algunos restaurantes franceses a principios del presente siglo. [La palabra "reveillón"
proviene del francés réveil, que significa despertar, y en ese caso
mantenerse despierto más allá de la medianoche. El Reveillón se celebra en
Francia, Rumania, Canadá, Nueva Orleans, Portugal, Brasil… Hay dos festejos Reveillón
en el año.
El Reveillón de Navidad, una fiesta
principalmente cristiana que se ha ampliado a miembros de otros credos y a no
creyentes, es por lo común una fiesta familiar. [La Noche Buena tradicional que se realiza el 24 de diciembre.]
El Reveillón de Nochevieja es una
fiesta a la que se suman principalmente amigos donde hay viejos rituales
paganos (aunque muchos no lo sepan) cómo hacer explotar cohetes y fuegos
artificiales para alejar los demonios de todo lo malo del año que se va, muchos
brindis y un infatigable deseo de danzar, girando como gira el mundo. [El tradicional 31 de diciembre, o Año
Nuevo.]
Las doce uvas de la suerte son una costumbre muy reciente,
nacida en el primer tercio del siglo XX.]
¡¡¡Hasta aquí!!! ¡Colorín, “colorao”, este cuento se ha “acabao”!
Con uvas o sin ellas, este Editor les desea: ¡Feliz Año!
Próxima edición: el año
próximo, sí podemos.
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espacio algunos artículos han sido resumidos. Si desea leer el texto completo
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