viernes, 14 de agosto de 2009

Las Cuentas del Gran Capitán y las cuentas del consumo eléctrico.

En España es de uso común aludir a las Cuentas del Gran Capitán, Gonzalo Fernandez de Córdova, en sentido figurado, como explicación o justificación fantástica e irónica de algún hecho. La veracidad histórica de las mismas es cuestionada pero, de una u otra forma, expresan un no muy velado reproche para quien no reconoce el valor del servicio que se le ha prestado. Como este blog es posible que lo lean algunos que no conozcan el contenido de las mencionadas “cuentas”, las transcribimos para ilustración y disfrute del lector:

«En ellas, se hallan las siguientes partidas de descargo:
-Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres para que rogaran á Dios por la prosperidad de las armas españolas.
-Cien millones en picos, palas y azadones.
-Cien mil ducados en pólvora y balas.
-Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar á las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en el campo de batalla.
-Ciento setenta mil ducados en poner y renovar campanas destruidas con el uso continúo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
-Cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas en días de combate.
-Millón y medio de ídem para, mantener prisioneros y heridos.
-Un millón en misas de gracias y Te Deum al Todopoderoso.
-Tres millones de sufragios por los muertos.
-Setecientos mil cuatrocientos noventa y cuatro ducados en espías.

Y cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el Rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino.» (BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA)

Traigo esto a colación al comparar las facturas del consumo eléctrico de mi hogar con otros meses y al desglosar las “partidas” que lo integran. Similar situación a la mía, sólo diferente en cuantía, tienen todos los españoles con sus “Cuentas del Gran Capitán”, es decir, las que reciben de las empresas del suministro eléctrico o sus supuestas distribuidoras.

Veamos en detalle el tema:
. Su cuenta y contrato, especifican la potencia que contrata y por ello le cobran un precio. Si consume más de lo convenido, le imponen un sobreprecio como sanción. ¿Y si consume menos le otorgan una bonificación o rebaja?

. Según el “acuerdo” llegado entre las eléctricas y el ministerio correspondiente, las cuentas son facturadas mensualmente, pero no son reales. Un mes es estimado,- aporte indudable español al sistema-, y en el siguiente se produce el ajuste real al alza o la baja de acuerdo con la lectura real. Es evidente que un mes UD. paga por algo que no se ha constatado que ha consumido pudiendo ello beneficiarlo o perjudicarlo sin derecho a protesta.
. Las eléctricas le alquilan el metro contador y por ello todos los meses le pasan una cuenta. No importa que ese contador tenga diez o quince años de instalado y su valor este totalmente recuperado para la eléctrica. De hecho, se convierte en una fuente de financiación adicional para las mismas. UD. puede comprar un teléfono fijo y no pagar alquiler por el que le ofrecen las telefónicas, pero no puede comprar un contador e instalarlo para quitarse esa cuenta de su factura.
. A las cuentas anteriores, agregue el indispensable IVA sobre la potencia supuestamente servida y consumida y ya tiene las Cuentas del Gran Capitán.

¿Cómo es posible que semejante sistema se tolere o permita? Si las eléctricas no tienen capacidad para facturar mensualmente el consumo real, se debió mantener el sistema bimensual, que era más real. Además, las razones por las cuales se ha impuesto el pago mensual yo las desconozco. No se si UD. pueda explicármelas.

Otro aspecto interesante es que, para cumplir las normativas europeas, se han separado las generadoras de las distribuidoras. Cada eléctrica ha creado su complemento distribuidor para estimular la competencia nada menos. ¿Alguien se cree esto o piensa que este esquema puede funcionar en beneficio de la reducción de los precios para el consumidor?

Otro detalle interesante y poco conocido por la mayor parte de los españoles, es que España es exportadora de energía eléctrica. ¿Cómo ello es posible si tenemos que importar casi el 85% de los componentes necesarios para generar electricidad? Esto debe formar parte también de las cuentas del Gran Capitán o, tal vez mejor decir, del Gran Capital.

El periódico El País, como siempre, ha publicado durante julio y agosto un grupo de artículos serios y responsables sobre estas y otras situaciones relacionadas con la generación de electricidad, su costo y forma de calcularlo. Les recomendamos los busquen para que comprueben que no sólo Gonzalo Fernández de Córdova era capaz de burlarse del mismísimo Rey, en este caso de los españoles.

Un aniversario y un breve comentario: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y se puede a pocos mucho tiempo, pero es imposible engañar a todos todo el tiempo.” John F. Kennedy.

Ayer, 13 de agosto, fue uno más de los cumplidos por el Dr. Fidel Castro Ruz. Extraigo de él, una cita que lo dice todo, ahora, de la versión taquigráfica de su discurso y entrevista de prensa del 23 de enero de 1959:

“YO NO SOY COMUNISTA. Quiero aclarar aquí, que yo no soy comunista, porque estoy seguro de que lo primero que van a querer decir después de esta campaña es que nosotros somos comunistas. Mi ideología política es bien clara. Nosotros antes que nada sentimos los intereses de nuestra Patria y de nuestra América, que es también una patria grande. Estamos defendiendo los intereses de nuestros pueblos, queremos la independencia económica y política y que cese la explotación y establecer regímenes del más amplio cuadro de libertades humanas, por encima de todo. Esa es la filosofía del Movimiento 26 de Julio, y estamos demostrando como este pueblo marcha detrás de esa consigna, y los hombres y mujeres de todas las clases sociales se han unido, para mantener un régimen de libertades como el que se mantiene que se mantendrá en Cuba siempre, porque el día en que no se pueda mantener, nosotros renunciamos, porque por la fuerza no haremos nada, nunca jamás se hará nada por la fuerza contra el pueblo.” La historia lo absorberá.

El Flautista de Hammelin[i] en Pueblo Mocho[ii]. (Fábula cubana).
Erase una vez un pueblo pequeño, pobre y feliz, como lo son los que tienen poco. Unidos, como es la gente humilde: una gran familia, con alguna oveja negra. Tenían tiempos malos y otros no tan buenos.

Como riqueza: la alegría, la fiesta, el repartir lo poco y lo mucho con quien llegaba a sus puertas, a cualquier hora, cualquier día.

Inteligentes y trabajadoras las gentes del pueblillo. En su ignorancia, presumían saber de todo y superar cualquier cosa que otra aldea lograse.
Un día los alcanzó la desgracia. Llegaron las ratas y con ellas las enfermedades. Terminó la alegría con la aparición de la muerte. No sabiendo cómo combatir la plaga, buscaron en otros sitios alguien que los ayudase.
Los rubios pobladores del Norte se ofrecieron. Como eran interesados, pidieron por sus servicios las riquezas de los lugareños. Mientras dudaban, apareció el Flautista.
Les hizo “una oferta que no podrían rechazar”. No pedía riquezas, sólo que lo obedecieran, que dejaran de buscar por sí mismos la forma de combatir las ratas y le permitieran salvarlos ahora y guiarlos después hacia un mundo mejor.

La propuesta parecía inmejorable. Todo a cambio de tan poco. Así lo acordaron y vivieron felices desde que el Flautista expulso las ratas... hasta un día en que los niños comenzaron a irse. No encontraban explicación a su huida. Había paz, la peste desaparecida. Si no eran ricos, tampoco pobres. ¿Por qué se marchan los niños?

Ha pasado el tiempo y Hamelin es un pueblo triste: sin ratas y sin niños. Los padres sin hijos, los hermanos sin sobrinos, las abuelas sin nietos. Ahora, los lugareños se preguntan tristemente: ¿no éramos más felices cuando había ratas, no sería mejor que volvieran y con ellas nuestros hijos?
Por Romel H. Zell.
[i] : En algunos textos figura como “Hamelin”; en la XI Edición de la Enciclopedia Británica como Hammelin al igual que en otras fuentes. Escoja la que prefiera.
[ii] : Pueblo Mocho: Población imaginaria,- similar al Macondo de García Marqués -, en el cual el etnógrafo y escritor cubano Samuel Feijoó sitúa las aventuras y desventuras de sus habitantes.

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